El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, continúa hoy sus gestiones para lograr formar gobierno tras haber obtenido ayer una prórroga de dos semanas concedida por el presidente del Estado, Simón Peres.

Netanyahu tiene previsto reunirse hoy con el líder del partido ultranacionalista Habait Hayehudí, Naftalí Bennett, que logró 12 escaños, y con los dirigentes de la formación ultra-ortodoxa sefardí Shas, Eli Yishai, Arie Deri y Ariel Atias, informan medios locales.

Bennett reveló recientemente que su formación acordó sumarse a la nueva coalición gubernamental junto al centrista Yesh Atid del experiodista Yair Lapid, que obtuvo 19 de los 120 diputados del Parlamento israelí.

La plataforma política que encabeza Netanyahu, Likud Beitenu, obtuvo 31 escaños y, de momento, sólo ha logrado el acuerdo de la formación de la exministra Tzipi Livni, Hatnuá, con 6 escaños, para integrar el futuro gabinete.

El presidente israelí concedió anoche a Netanyahu la prórroga de dos semanas -la única prevista en la ley- para formar una coalición de gobierno, tras no haberlo conseguido en el plazo de 28 días.

Al recibir el encargo presidencial, el primer ministro acusó sin nombrarlos a los partidos Yesh Atid y Habait Hayehudí de haber impedido la formación del Gobierno por lo que denominó un "boicot" a los partidos ultra-ortodoxos.

Ambas formaciones han logrado bloquear la formación del Gobierno con una alianza atípica, pues tienen políticas muy divergentes, en particular en lo que respecta al proceso de paz con los palestinos.

Sin embargo, ambos defienden que los ultra-ortodoxos deben alistarse en el Ejército y que el reparto de las obligaciones ciudadanas sea más equitativo, eje central de sus campañas y que los ha convertido en aliados a pesar de las críticas internas.

De acuerdo al pacto alcanzado, ninguna de las formaciones se sumará a la coalición si la otra no lo hace, en un intento de dejar fuera de juego a Shas y al ultraortodoxo ashkenazí, Judaísmo Unido de la Torá, que en más de una década han sido habituales integrantes de cualquier Ejecutivo.

Sin el apoyo de los ultraortodoxos, Netanyahu sólo suma en coalición entre 55 y 57 escaños, insuficientes para gobernar, mientras que con Bennett y Lapid supera cómodamente los 61 diputados.