Tras meses de debate intenso e inusitadamente público, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene previsto anunciar este miércoles que ha elegido a Janet Yellen como sucesora de Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal. Yellen, de 67 años y vicepresidenta del banco central de EEUU desde el 2010, deberá ser confirmada por el Senado. No se esperan excesivas complicaciones en ese proceso y todo apunta a que en febrero esta doctorada en económicas por Yale, académica especializada en mercado laboral y economista con amplia experiencia en la Fed, se convertirá en la primera mujer al frente del organismo.

Yellen llega en un momento complicado. Frente a la crisis que estalló en 2008, la consiguiente recesión y la lenta recuperación posterior, la Reserva Federal de Estados Unidos empezó a aplicar una serie de políticas extraordinarias para estimular la economía. Lleva casi cinco años manteniendo los tipos de interés prácticamente a cero y actualmente compra 85.000 millones de dólares mensuales en bonos. Y a Yellen le tocará lidiar con la retirada de esos estímulos (que de momento la Fed ha pospuesto ante los temores a que la recuperación no esté asentada) y con la respuesta de la economía a la retirada.

Segunda opción

Yellen no era la primera opción de Obama, que prefería nominar para el cargo al exsecretario del Tesoro Lawrence Summers, que fue uno de sus asesores económicos en su primer mandato y con el que mantiene una relación personal. El pasado contra la regulación de Summers, no obstante, desató antes de verano una revuelta en los sectores más progresistas del Partido Demócrata. Un tercio de los senadores demócratas escribieron una carta a Obama respaldando a Yellen frente a Summers.

En el debate público también entraron cuestiones de género. Nombrando a Yellen Obama rompería un techo de cristal poniendo a una mujer en el organismo económico más poderoso del mundo. A Summers, mientras, aún le persiguen las polémicas declaraciones en que habló de una supuesta inferioridad de las mujeres para la ciencia y las matemáticas que le obligaron a dimitir de Harvard.

Bajo enorme presión, Summers anunció hace unas semanas que no optaría al cargo. Y eso despejó el camino de Yellen, al que un antiguo compañero describía ayer en 'The New York' Times como "una mujer pequeña con un enorme coeficiente intelectual".

Los mercados, "cómodos"

Si el Senado como se espera le confirma ,Yellen será la primera demócrata frente a la Fed desde que en 1987 abandonó el cargo Paul Volcker (Ronald Reagan nombró a Alan Greenspan y George Bush a Bernanke).

Según le decía a 'The Washington Post' Michael Feroli, economista jefe de Michael Feroli, "los mercados estarán cómodos con un rostro familiar". Y Yellen lo es. Ya en los años 70 trabajó en la institución (donde conoció a su esposo, el premio Nobel George Akerlof, con el que tuvo un hijo que también es economista). En 1994 Bill Clinton la nombró para un puesto en el consejo de gobernadores y dos años después la puso al frente de su Consejo de Asesores Económicos. Aunque durante unos años volvió al mundo académico (fue profesora en la London Schools of Economics, Harvard y en la Universidad de California en Berkeley), en el 2004 fue nombrada presidenta del banco de la Reserva Federal en San Francisco.

En la Fed de San Francisco estaba cuando se convirtió en una de las primeras en alertar de la burbuja en el mercado de la vivienda que acabaría estallando en el 2008. Y aunque no tomó medidas para paliar la crisis, en un testimonio en el 2010 ante una comisión que investigó la crisis Yellen aseguró que la experiencia le había inclinado considerablemente hacía "estándares más duros y reglas que entrarán en efecto automáticamente" si un caso similar al de las hipotecas basura se repitiera.

Yellen, que ha trabajado muy cerca de Bernanke, parece asegurar una línea continuista. Incluso ha abogado por medidas aún más agresivas para estimular el crecimiento. Su especialización en mercado laboral, además, hace que entienda extremadamente bien las consecuencias económicas (y humanas) del desempleo (que actualmente ronda el 7,3% en EEUU). Es, no obstante, más centrista que progresista.