El presidente Barack Obama ofreció ayer a los musulmanes "una nueva era" en las relaciones entre EEUU y el mundo islámico, basada en el "respeto y los intereses mutuos". En un discurso histórico por su calado, la urgencia del momento y la elección de El Cairo como plataforma, Obama tendió la mano al islam para juntos "aislar a los extremistas" y acabar con "el ciclo de sospecha y desconfianza". Fue un exquisito ejercicio de pedagogía y reconocimiento del otro, elegante y emotivo, pero sin propuestas políticas nuevas y tibieza respecto a las deseadas reformas democráticas en la región.

Obama es un soplo de aire fresco para Oriente Próximo. Ni una sola vez pronunció la palabra terrorista, terror o cualquiera de sus derivados, siempre en boca de su predecesor. Dirigió sus esfuerzos a desmontar esas asociaciones de ideas que vinculan el islam con el terrorismo o lo identifican como un credo antagónico con los derechos humanos y los valores occidentales. "El sagrado Corán enseña que quien mata a un inocente es como si matara a toda la humanidad. El islam no es parte del problema en el combate contra el extremismo, sino parte importante para promover la paz".

Le acompañó en la Universidad de El Cairo un auditorio entregado. Más de uno le lanzó un "te quiero" y todos respondieron atronadoramente a su "salaam alekum" (que la paz sea contigo) del inicio o a algunas de sus cuatro citas del Corán. Obama aseguró que "la tensión" entre EEUU y el mundo islámico "tiene raíces históricas que superan el debate actual". Citó las guerras de religión y agravios aún vivos o "la desconsideración con la que se trató las aspiraciones de sus países en la guerra fría".

Tras evocar las raíces musulmanas de su familia paterna, Obama detalló con pasión aportaciones tanto de la cultura islámica como de EEUU al progreso de la civilización y enfatizó los nexos entre ambas. "El islam --dijo-- forma desde siempre parte de la historia de América".

MENCION A CORDOBA Sin embargo, los estereotipos y los prejuicios arraigados en ambas culturas envenenan la relación. Y se acordó aquí del Al-Andalus: "El islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición".

Obama también habló de la democracia y abogó por la igualdad de las mujeres pero sin apuntar a nadie y sin la dureza que muchos hubieran deseado. Hace cuatro años, Condoleezza Rice sacó en esta misma ciudad los colores al presidente Hosni Mubarak exigiendo reformas democráticas."Ningún sistema de Gobierno puede o debería imponerse sobre otra nación", dijo ayer. Por una u otra razón, Mubarak no asistió a su discurso.