Uno de los sitios más espectaculares y vírgenes del mundo es el lago Baikal, llamado el Ojo Azul de Siberia. Este lago, el más profundo de la tierra, acumula el 20% de las reservas mundiales de agua dulce y posee el agua más pura y deliciosa que el hombre ha conocido jamás. El capitalismo salvaje que impera en Rusia y la falta de fondos para su saneamiento han causado la degradación del ecosistema, que requiere un plan de protección para defender la calidad de sus recursos hidrológicos.

En 1996, la UNESCO proclamó el Baikal Reserva Natural de la Biosfera. Pero esta decisión no ha aportado las ayudas necesarias. "El lago necesita recursos del Banco Mundial para que se detenga su degradación", dice a este diario el ecologista Santiago Vilanova.

Vilanova participó hace unos días en el festival de las Artes Siyanie Rossii (El resplandor de Rusia), organizado en Irkutsk, a orillas del Baikal. "Varios escritores siberianos me hablaron de la necesidad de una ayuda internacional para proteger el sagrado Baikal", subraya.

Durante esa jornada se planteó la posibilidad de recaudar fondos para la descontaminación del Baikal a través de la comercialización en España del agua dulce extraída a 500 metros de profundidad. "Hay interés para que el agua del Baikal llegue a España. Lo apoyaremos, siempre y cuando sean empresas con criterios sostenibles", afirma.

Hasta 1976, las aguas residuales de la fábrica de celulosa del Baikal se vertían en el lago sin depurar, lo que provocó la mortandad masiva de cangrejos epishura y de otras especies. A causa de los contaminantes de la fábrica que se dispersaron por el aire, se produjeron daños en los árboles de la taiga boscosa. Actualmente, la producción ha bajado, pero la fábrica sigue sin construir instalaciones modernas que garanticen la purificación adecuada de sus desagües.

Yulia Zhilina, editora de la revista Volna (Ola ), del grupo ecologista local, denuncia que las organizaciones ecologistas han estado bajo presión de las autoridades. En el 2002, la fiscalía rusa procesó al grupo Volna , al que el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) acusó de robar un mapa secreto que detalla el alto contenido en uranio de uno de los afluentes del Baikal.

Según el reciente estudio de una comisión estatal rusa, desde 1996 no se ha registrado ningún empeoramiento medioambiental importante en la zona del Baikal por causa de las fábricas heredadas de la URSS. Sin embargo, está emergiendo una nueva amenaza.

Nueva amenaza

La petrolera rusa Transneft está realizando en las cercanías trabajos de prospección geológica para la construcción del oleoducto Siberia del Este-Océano Pacífico, el más largo del mundo, con 4.000 kilómetros.

"Si el oleoducto pasa cerca del lago, pondrá en peligro miles de fuentes de agua locales que lo alimentan. La más pequeña avería contaminaría irreparablemente el lago", asegura el coordinador del Proyecto Greenpeace para el Baikal, Roman Vazhenkov. "Estamos en el momento decisivo de la lucha contra el oleoducto, y pedimos la intervención internacional para detener el proyecto", recalca Zhilina.