Irak está a un paso de caer en el abismo de la guerra civil. Cuatro coches bomba estallaron ayer alrededor de las cinco de la tarde, hora local, en el barrio bagdadí de Ciudad Sadr, uno de los feudos de la milicia chií fiel al clérigo radical Moktada al Sadr, y mataron a más de 150 personas, mientras que más de 260 resultaron heridas. La cadena de atentados, la más mortífera en la capital iraquí desde que estalló la guerra, hace más de tres años, lleva el sello de los grupos terroristas sunís.

En otra acción espectacular perpetrada también en Bagdad, un numeroso grupo de hombres armados atacaron el Ministerio de Sanidad. El Gobierno decretó el toque de queda para personas y vehículos en la capital, que entró en vigor a las ocho de la noche, para evitar actos de venganza. Los aeropuertos de Bagdad y de Basora fueron cerrados.

Las fuerzas de seguridad dieron ayer datos contradictorios sobre lo ocurrido en Ciudad Sadr, un suburbio donde residen más de dos millones de personas, la inmensa mayoría chiís de extracción humilde. Algunas fuentes aseguraron que volaron por los aires seis vehículos, cargados cada uno con media tonelada de explosivos, en los mercados de Jamila y de Al Hay, así como en la plaza de Al Shahidein, lugares repletos de gente a esa hora de la tarde.

ATAQUE A UNA MEZQUITA SUNI Otras informaciones redujeron el número de coches bomba a tres, al parecer conducidos por suicidas, que estallaron de forma casi simultánea, con un intervalo de unos 15 minutos. Los terroristas lanzaron, además, varios proyectiles de mortero. Las ambulancias y los equipos de emergencia no dieron abasto para atender y transportar a los centenares de víctimas a los hospitales, en medio de callejuelas, puestos de venta y comercios reventados por las explosiones.

Entre los escombros, cientos de milicianos chiís llenos de ira profirieron gritos contra la comunidad suní mientras disparaban tiros al aire. Como represalia por la matanza de Ciudad Sadr, una docena de morteros cayeron poco después muy cerca de la mezquita suní de Abú Hanifa, en el barrio de Azamiya, en el este de la capital.

El asalto al Ministerio de Sanidad se saldó con cinco heridos. Los insurgentes, unos 30 hombres, atacaron el edificio gubernamental con proyectiles de mortero y armas automáticas. "Los terroristas intentaron hacerse con el control del edificio", dijo la cadena de TV Iraqiya.

En declaraciones a la agencia Reuters, el viceministro de Sanidad, Hakim al Zamily, denunció que el Ejército iraquí no acudió en ayuda del personal atrapado.

En otro incidente, ocurrido también en Ciudad Sadr a primera hora de la mañana, cuatro personas murieron y ocho resultaron heridas tras ser tiroteado el microbús en el que viajaban por soldados estadounidenses, según denunciaron seguidores de Moktada al Sadr, un enemigo declarado de la presencia de tropas extranjeras en el país.

El alto mando estadounidense aseguró, sin embargo, que el blanco del ataque fue un "líder de una célula responsable de un secuestro", y que la acción se saldó además con la detención de cinco personas. Desde hace varias semanas, soldados de EEUU rastrean Ciudad Sadr en busca del soldado Ahmed Qusai al Taayie, de origen iraquí pero de nacionalidad estadounidense, secuestrado en octubre por presuntos milicianos chiís.