La oposición boliviana rechazó ayer la propuesta del presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada, para terminar con la convulsión social que, según fuentes independientes, ha causado 74 muertos en un mes, e insistió en reclamar su dimisión como única salida al conflicto. Sánchez de Lozada, que denunció un intento opositor de instaurar una "narcodictadura", y los partidos de su coalición ofrecieron un referendo consultivo sobre el polémico proyecto de exportación de gas a EEUU, revisar la ley de hidrocarburos, que permitió la entrada del capital privado, y promover reformas constitucionales.

"Esta decisión que recoge las demandas sociales y programáticas del pueblo, debería servir para que desaparezcan las causas reales o aparentes de las protestas. Si éstas persisten, será evidente que responden a intereses políticos", señaló el Gobierno.

LAS OPINIONES

"Es demasiado tarde: el mandato de las bases es que este carnicero renuncie", dijo el líder de los indígenas, Felipe Quispe. El dirigente de los cocaleros y del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, consideró que Sánchez de Lozada le "toma el pelo al pueblo".

En Bruselas, el presidente español, José María Aznar, expresó su apoyo a Sánchez de Lozada, que es el máximo representante del país "porque los bolivianos lo eligieron en las urnas".