"Hoy somos todos más pobres". Don Pino Varrà, párroco de la iglesia Madre de Rosarno, empezó así el sermón de ayer después de tres días de batalla entre negros inmigrados y habitantes de la ciudad de Calabria. La violencia comenzó el jueves, cuando desde un coche dispararon a dos inmigrantes. Según las autoridades, unos 1.128 temporeros han sido evacuados o se han marchado, algunos huyendo, por sus medios.

Sin mencionar los sucesos de Rosarno, ayer en el Angelus el Papa pronunció unas palabras que todos interpretaron como explícitas: "El inmigrante es un ser humano, diferente por cultura y tradición, pero que debe ser respetado. La violencia no debe ser nunca, para nadie, la manera de resolver las dificultades". "Debéis rebelaros a la violencia", dijo Don Varrà.

A primera hora de ayer, los bulldózers empezaron a abatir los caseríos y las viejas fábricas donde se cobijaban los casi tres mil inmigrantes que en esta época trabajan en la recolección de los cítricos. Mientras, en internet, se está organizando una huelga de inmigrantes para el próximo 1 de marzo.