No fue ayer un buen día para el primer ministro israelí, Ariel Sharon, que tuvo que tragarse el sapo de declarar durante siete horas ante agentes de la policía en su residencia oficial en Jerusalén, en relación a dos casos de corrupción que le afectan a él y a sus dos hijos, Omri y Gilad. La fiscalía israelí investiga si Sharon aceptó sobornos y participó en una operación de blanqueo de dinero en los denominados caso Kern y caso de la isla griega .

El caso Kern tiene relación con un préstamo millonario que recibió del empresario surafricano Ciryl Kern para devolver unas donaciones ilegales durante su campaña electoral de 1999, que fue dirigida por su hijo Omri. El de la isla griega afecta al empresario David Appel, de quien se sospecha que pidió la ayuda de Sharon --cuando éste era ministro de Exteriores-- para que intercediera ante Grecia para hacer negocios en ese país. Gilad fue contratado con un sueldo desproporcionado por Appel.

Sharon "colaboró" con los agentes, según filtraron fuentes de la investigación, quienes añadieron que las preguntas se limitaron al caso de la isla griega y que seguramente habrá otro interrogatorio. Concretamente, los investigadores quieren saber si Appel también devolvió el favor a Sharon con apoyo financiero durante la campaña de 1999.

INMUNIDAD FAMILIAR

En interrogatorios previos, Omri no proporcionó a los investigadores información valiosa, mientras que Gilad recurrió a su derecho a permanecer en silencio para no entregar documentación. Además, como Gilad vive con su padre en la granja Los Sicomoros, en el desierto del Neguev, la inmunidad parlamentaria del primer ministro impide a la policía registrar el domicilio.

El interrogatorio se produjo mientras fuentes cercanas al jefe del Estado mayor israelí, Moshe Yaalon, acusaron a Sharon de haber iniciado una polémica con el Ejército para desviar la atención de los casos de corrupción que le afectan. Yaalon contratacaba así después de que el miércoles un furioso Sharon exigiera al ministro de Defensa, Shaul Mofaz, que ordenara a Yaalon que no criticara al Gobierno en los medios.

Para rematar el nefasto día del primer ministro israelí, una estudio de la Seguridad Social desveló ayer que el 18,1% de la población en Israel vive por debajo de la línea de la pobreza.