El jefe de la diplomacia estadounidense, Colin Powell, fracasó ayer en su pretensión de persuadir a China de que vote a favor de una segunda resolución de la ONU para autorizar la guerra o que, al menos, no ejerza su derecho de veto. Tras entrevistarse con el número uno chino, Hu Jintao, Powell no mencionó que se hubieran producido avances, mientras que el secretario general del Partido Comunista insistió en que Bagdad debe aplicar "plena y estrictamente las resoluciones del Consejo de Seguridad". En tono cortante, Powell replicó que "si Irak no la cumple, y si la ONU rechaza actuar pese al incumplimiento, eso significará un mal día para la ONU".