A medida que se van aclarando las circunstancias de la matanza de Fort Hood (Tejas), ayer era el día de conocer algo más de las 13 personas que perdieron la vida a manos de Nidal Malik Hasan, el psiquiatra que en cuestión de minutos volvió a teñir de sangre la mayor base militar de EEUU en el mundo. Francheska Vélez, de 21 años, estaba en su primer trimestre de embarazo y pronto iba a pedir la baja tras nueve meses en Irak. O Juanita Warman, enfermera de 55 a punto de ser enviada al frente y que decía temer por sus dos hijos y seis nietos.

Obama, que asistirá con Michelle a los funerales el martes, afirmó ayer que lo ocurrido volvió a poner en evidencia "lo peor de la naturaleza humana". Mientras, a miles de kilómetros de distancia, en el pueblo palestino de Al-Bireh, el abuelo de Nidal Malik Hasan, no daba crédito. "Es imposible que hiciera algo así", dijo Ismail Mustafa, de 88 años.