Después de la confusión inicial de las primeras horas, ayer empezaron a conocerse nuevos datos de lo que pasó el jueves por la tarde en las instalaciones de Fort Hood (Tejas), que terminó convirtiéndose en una de las peores matanzas que se recuerdan en la mayor base militar del Ejército estadounidense. Al final costó la vida a 13 soldados y a un civil y dejó una treintena de heridos. Poco a poco también se van desvelando detalles sobre la personalidad del autor de los disparos, un psiquiatra militar musulmán, experto en trastornos de estrés postraumático, que en los próximos días iba a ser enviado al frente en Afganistán.

Inicialmente, las autoridades habían indicado que fueron tres los soldados que participaron en el tiroteo, pero ayer se supo que en realidad solo había un sospechoso, el comandante Nidal Malik Hasan, de 39 años, quien no había fallecido en el incidente aunque fue abatido por dos agentes, uno de ellos una policía de civil identificada como Kimy Munley y que ayer era una de las heroínas de toda esta historia.

Hasan fue trasladado a un hospital donde ayer su condición era "estable" y se encontraba bajo custodia militar. Antes de abrir fuego de forma indiscriminada contra sus compañeros en el centro de preparación de la base, para lo que utilizó dos pistolas, una de ellas semiautomática, Hasan gritó en alto y en árabe: "Alá es grande", según aseguraban ayer varios testigos.

REGALO DEL CORAN El diario The New York Times reveló que el comandante no era una persona muy religiosa hasta que fallecieron sus padres, hace varios años. Sus familiares, que emitieron un comunicado para expresar su consternación, indicaron que Malik Hasan estaba "muy disgustado" por tener que acudir próximamente al frente. Ayer también se supo que el FBI había registrado la vivienda del militar y que varios allegados y vecinos fueron entrevistados. A uno de ellos le dio un Corán el día antes. Además, los agentes están investigando una serie de mensajes dejados en diferentes foros de internet por un tal Nida Hasan.

En todo caso, se descarta que haya actuado en nombre de algún grupo extremista y la teoría que se maneja es que se trataría de un incidente causado por un perturbado. Según sus familiares, Hasan se había quejado de que en ocasiones era acosado en la base por ser musulmán.

"Aún no conocemos todas las respuestas así que deberíamos tener cuidado y no sacar conclusiones de forma precipitada". Con esta prudencia, Barack Obama se refirió a la matanza de Fort Hood y explicó que había ordenado que las banderas de los edificios públicos ondeen a media asta hasta el día de los Veteranos, el 11 de noviembre.

Algunas de las principales organizaciones musulmanas en EEUU emitieron un mensaje unánime. Sorpresa y consternación por este "cobarde ataque en el que han muerto soldados estadounidenses que ninguna religión o ideología política puede justificar", aseguraban desde el Consejo de Relaciones Americano Islámicas. "Nuestra condena más enérgica por este ataque y nuestras profundas condolencias para todas las víctimas y sus familiares", añadía otro grupo de veteranos musulmanes.

VIOLENCIA EN ORLANDO Y cuando el país aún estaba asimilando lo ocurrido en Fort Hood, las pantallas de televisión mostraron nuevamente la violencia que se vive un día sí y otro también en el país. Esta vez se trató de un nuevo tiroteo en un complejo de oficinas del centro de Orlando (Florida), que terminó costando la vida a una persona y dejó heridas a media docena. El responsable de los hechos, que al parecer había trabajado en una de las empresas del edificio, intentó darse a la fuga pero pudo ser arrestado.