El primer vicepresidente cubano y presidente en funciones, Raúl Castro, clausuró el viernes la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional con un discurso en el que algunos observadores advirtieron signos de autocrítica y un cierto desbloqueo del inmovilismo político. El menor de los Castro destacó que "el socialismo es el único sistema capaz de vencer las dificultades" presentes en una sociedad, pero reconoció que en Cuba ha habido un "exceso de prohibiciones".

Estas afirmaciones fueron pronunciadas en el mismo acto en el que se leyó una misiva de su hermano Fidel en la que señalaba que "ya no se aferra al poder", algo que reconoce que sí hizo en el pasado "por exceso de juventud y escasez de conciencia". Ambas declaraciones desataron una avalancha de interpretaciones dispares. Para unos, se trata simplemente de una forma de suavizar la retórica habitual, sin que implique cambios de contenido. Para otros observadores, sin embargo, el reconocimiento es indicio de una mayor flexibilidad a la hora de analizar el pasado y la actual situación política de cara al futuro.

En el mensaje leído el 28 de diciembre, Fidel Castro hizo referencia a otro divulgado el 17 de noviembre, en el que señaló que su deber no es aferrarse a cargos y "mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene del excepcional periodo" que le tocó vivir. Pero Fidel mencionó también que cuando se aferró al poder fue en su "juventud".

En el discurso de Raúl Castro, la autocrítica fue algo más explícita: "Coincidimos con quienes han alertado sobre el exceso de prohibiciones y medidas legales, que hacen más daño que beneficio", dijo. "La mayoría (de las medidas) pudiéramos decir que fueron correctas y justas en su momento, pero no pocas de ellas han sido superadas por la vida y detrás de cada prohibición incorrecta, búsquese un buen número de ilegalidades", añadió.