Peor imposible, y eso que las expectativas eran casi nulas. La cumbre de ayer en Jerusalén entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert, el presidente palestino, Mahmud Abbás, y la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, acabó sin ningún anuncio concreto y con la evidencia de la desgana que se ha apoderado de Washington para encontrar nuevas vías capaces de relanzar el proceso de paz. Tanto es así que ni siquiera hubo una conferencia de prensa conjunta, y solo Rice se limitó a leer un comunicado reafirmando el compromiso de las partes con la nonata Hoja de ruta y "una solución basada en dos estados".

Más significativo fue el mensaje velado al nuevo Gobierno de unidad sellado en La Meca entre Hamás y Al Fatá. "Un Estado palestino", dijo Condoleezza Rice, "no podrá nacer fruto de la violencia y el terrorismo".

Planes trastocadosEse nuevo Gobierno ha trastocado los planes de Washington e Israel. En los últimos meses, ambos han reforzado a Abbás en su pugna armada contra Hamás, ya fuera financiando a sus fuerzas de seguridad, en el caso de Washington, o reuniéndose con él, como hizo Olmert en dos ocasiones. Ambos países advirtieron al presidente que un acuerdo con los islamistas no le llevaría a ninguna parte. Y más, si como ha ocurrido en La Meca, ese Gobierno no acepta, de forma explícita, las condiciones de la comunidad internacional.

La falta de horizontes tras la cumbre de ayer, la primera de este tipo en los últimos cuatro años, es un mensaje contundente a Abbás para modificar el programa del nuevo Gobierno. "Me temo que no tenemos más margen de maniobra", dijo ayer su brazo derecho, Saeb Erekat. En ese caso, hay que esperar una vuelta a la parálisis, por más que Rice anunciara que Olmert y el presidente palestino volverán a reunirse "pronto" y que ella retornará "en breve" a la región.

Tanto EEUU como Israel ya han anunciado que no reconocerán al Ejecutivo de unidad, aunque ayer Olmert, necesitado de un horizonte diplomático pero incapaz de negociar en este nuevo escenario por su debilidad interna, afirmase que "hay que mantener un canal de comunicación con los palestinos a través del presidente Abbás".

RestriccionesPara aliviar las duras restricciones en Cisjordania o extender la tregua a esta parte del territorio ocupado --asuntos que se abordaron en la reunión-- Olmert espera la "inmediata liberación de Gilad Shalit", soldado israelí secuestrado por Hamás. Al menos esa fue su insinuación ante el comité de su partido, con el que se reunió tras las dos horas de cumbre en el Hotel David Citadel de Jerusalén.

La gran pregunta en estas circunstancias es por qué Abbás accedió a un Gobierno con Hamás que sólo se compromete a "respetar" los acuerdos de la OLP sin reconocer explícitamente a Israel y pedir el fin de la violencia. Según la versión oficial fue para acabar con la guerra interna.

Si el embargo continúa, afirma un analista palestino, el idilio entre Abbás y Hamás se truncará definitivamente y la cruenta batalla volverá tarde o temprano a sacudir las calles de la franja de Gaza.