La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) decidió hoy lanzar su ampliación con la invitación a Rusia, Chile, Israel, Eslovenia y Estonia para que empiecen a negociar su adhesión.

La OCDE, cuya reunión ministerial anual finaliza hoy en París, explicó, en un comunicado, que va a crear un nuevo estatuto de cooperación reforzada "con vistas a una eventual adhesión" para otros cinco grandes países emergentes: Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica.

La decisión de apertura de la organización, que implica la definición de programas específicos con varias regiones del mundo, y un mandato para modificar el sistema de financiación de aquí a un año, se tomó bajo la presidencia española, y su acción para lograr el consenso necesario recibió la felicitación del secretario general del organismo, el mexicano Ángel Gurría.

El proceso que ahora se abre con esos cinco países invitados a la integración, que supone una negociación autónoma para cada uno de ellos que puede durar años o incluso no terminar en adhesión -aunque no hay ningún antecedente-, constituye una novedad desde la última incorporación, la de Eslovaquia en 2000, que hizo el país número 30.

El elemento clave de esta ampliación, la primera que se lanza al mismo tiempo para un bloque de países, es la presencia de Rusia, en lo que se interpreta como un intento de hacer presión para la modernización económica y política de este enorme país, algunas de cuyas evoluciones inquietan dado su creciente peso como potencia energética.

La OCDE espera que la negociación, con todo lo que supondrá de supervisión por la propia organización, pero también por otros observadores y por la prensa internacional, servirá como acicate para las reformas y de antídoto ante un riesgo de involución. Para que se pueda formalizar una adhesión, el conocido como "Club de los países desarrollados" exige en primer lugar el respeto de los principios democráticos y mercados abiertos.

En términos concretos, eso significa que el nuevo miembro debe incorporar el acervo reglamentario de la OCDE, algo que prácticamente se da por hecho para los países que pertenecen a la Unión Europea (Estonia y Eslovenia en este caso).

La experiencia de México

La presencia de Chile en esta oleada de ampliación permite albergar la perspectiva de que un segundo país de América Latina, el más modélico desde el punto de vista de la estabilidad política y económica, entre a formar parte de la OCDE. El primer país latinoamericano que entró en la OCDE fue México en 1994, después de un proceso de negociación relativamente rápido de un año y medio, en el que precisamente tuvo una implicación particular el actual secretario general de la organización, Ángel Gurría, que era entonces ministro mexicano.

La experiencia de México, que justo después de su entrada en la OCDE sufrió varias crisis políticas (como la rebelión zapatista de 1994 o asesinatos políticos en la cúpula del sistema político) y económicas, han podido pesar en la decisión de no incluir a Brasil en el grupo de los invitados a la adhesión.

De hecho, dos de los elementos que se han considerado negativos para una eventual candidatura de Brasil es que la estabilidad macroeconómica del país es un hecho relativamente reciente y que su Gobierno se ha significado como uno de los líderes del movimiento de Estados en desarrollo, en particular en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).