El número dos del Gobierno francés y presidente del principal partido de derechas del país, Nicolas Sarkozy, mostró ayer una clara hostilidad a la entrada de Turquía a la UE y reabrió un viejo debate en Francia sobre la expansión al Este de la Unión. Ante la crisis política provocada por el rechazo a la Constitución en Francia y Holanda, se preguntó si "no hay cosas más urgentes" antes que abrir negociaciones con Ankara en octubre.

Durante un encuentro con un millar de cuadros de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el ministro de Interior aseguró que la prioridad debe ser "fijar las fronteras geográficas" del continente. "¿Es razonable abrir negociaciones con Turquía, ya que se trata de una gran nación de Asia menor, no de Europa?", se preguntó. Según el líder de la derecha francesa y sombra del primer ministro, Dominique de Villepin, habría menos hostilidad si se propone a Turquía un estatus de "socio privilegiado" de forma inmediata, en lugar de continuar unas negociaciones iniciadas hace 40 años y que no han acabado de fructificar.

El presidente de la UMP considera que la victoria del no en el referendo de la Constitución europea se debe en parte, precisamente, al hecho de que "la ampliación al Este se ha preparado insuficientemente y no se ha explicado" a la ciudadanía.