El proyecto de Unión para el Mediterráneo, promovido por Francia y apadrinado por Alemania, obtuvo anoche un primer respaldo de los líderes de la Unión Europea (UE), a pesar de las reticencias que despierta en algunos países. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, expuso durante la cena de la cumbre europea de primavera su plan para reactivar la política euromediterránea del Proceso de Barcelona mediante una estructura más institucionalizada para reforzar el acercamiento con los países de la ribera sur a través "del desarrollo de nuevos proyectos de dimensión regional". Varios países, sin oponerse abiertamente, defendieron encuadrar mejor la nueva iniciativa dentro de la actual política euromediterránea, iniciada en Barcelona en noviembre de 1995.

La propuesta franco-alemana implica la creación de una estructura permanente con participación de los países de la ribera sur del Mediterráneo para dar mayor visibilidad, promover nuevos proyectos y supervisar su realización. La Unión para el Mediterráneo, según la propuesta de Sarkozy y Merkel, contará con dos copresidentes, uno procedente de los estados de la UE y otro de los países de la ribera sur. Estos copresidentes tendrán un mandato de dos años y se responsabilizarán de preparar las reuniones ministeriales entre la UE y los países mediterráneos, y una cumbre cada dos años.

EXCLUSION DE PAISES Sarkozy defiende que, en una primera fase, el puesto de presidente en representación europea sea ocupado de forma sucesiva por todos los países ribereños de la UE. Este es uno de los aspectos que generan más reticencias entre los países comunitarios. Incluso Alemania, que apadrina el proyecto de Unión para el Mediterráneo, se opone a que se excluya por principio a los demás países europeos de esa copresidencia, aunque sea solo en una primera fase, indicaron fuentes diplomáticas.

La cancillera alemana, Angela Merkel, justificó el proyecto porque "el Proceso de Barcelona necesitaba ser revitalizado". La política euromediterránea "necesita ser más importante políticamente y mejor sostenida por los estados miembros", añadió Merkel, aunque reconoció que en el fondo "se trata del mismo instrumento".

ENTUSIASMO DE BARROSO La Comisión Europea respaldó con entusiasmo la iniciativa de Sarkozy. "Apoyamos plenamente la idea", declaró el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso. El responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana, se mostró algo más circunspecto, pero afirmó que "todo lo que se pueda hacer para que las relaciones entre Europa y los países de la cuenca mediterránea sean mejores, más profundas, se debe hacer".

España, principal impulsor hasta ahora de la política euromediterránea, se sumó a la iniciativa de Sarkozy. "Es una etapa más dentro del Proceso de Barcelona y se enmarca dentro de ese proceso que sigue vigente", destacó el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Alberto Navarro, tras recordar que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, había contribuido a reorientar las ideas iniciales de Sarkozy hacia el proyecto actual.

"España siempre ha defendido institucionalizar el Proceso de Barcelona", manifestó Navarro. "El secretariado y la copresidencia nos parecen bien", añadió, aunque expresó sus dudas de que se pueda concretar esa copresidencia por parte de los países de la ribera sur. "La copresidencia ya se planteó antes, pero no pudo realizarse por la negativa de los países árabes a aceptar que Israel pudiera desempeñar esa copresidencia", explicó Navarro.

La delegación española minimizó la importancia del protagonismo de Francia como revitalizador de la política euromediterránea. "España no tiene ningún tipo de celos, ni de protagonismos. Hay que aprovechar los momentos en que otros países, como Francia, apoyan reforzar la política mediterránea", insistió.

POLITICA CRUCIAL "La política euromediterránea es crucial para Europa. Tenemos un gran reto, porque la diferencia de renta en la frontera mediterránea entre España y Marruecos es la más profunda del mundo. Los países europeos ribereños no podemos hacer frente solos a este reto", argumentó Navarro.

Sin embargo, el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, criticó en la cumbre que Nicolas Sarkozy haya marginado a la Eurocámara en su proyecto. Pöttering advirtió de que la futura Unión para el Mediterráneo, "sea cual sea la forma que adopte, debe reforzar y ampliar el Proceso de Barcelona" y "no puede competir con él o tener una estructura institucional diferenciada".

En el capítulo del funcionamiento de los países miembros de la Unión, España recibirá hoy un rapapolvo debido a la elevada tasa de abandono escolar que registra el país: el 29,9%, frente al 15,3% de media europea. Los Veintisiete presentarán un documento en el que recomiendan al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que "garantice la aplicación efectiva de reformas en el ámbito educativo, también a escala regional, con el fin de reducir el abandono prematuro".

No es la primera vez que Bruselas reprende a España por esta cuestión y lo preocupante es que la tendencia es negativa. En el 2000, la tasa alcanzaba el 29,1%, y en el 2006, el 29,6%.