Las pruebas de ADN han confirmado los peores augurios de los familiares, amigos y compañeros de Miguel Salazar Gragera, un joven de Montijo de 20 años desaparecido desde el pasado 12 de febrero. Aquel sábado fue visto por última vez en Granada, donde estudiaba Educación Especial en la Escuela de Magisterio La Inmaculada. Los resultados del laboratorio confirman que el cadáver hallado el pasado 8 de mayo en el Barranco de Los Negros, en una zona de difícil acceso del barrio granadino del Sacromonte, corresponde al joven montijano.

Así lo han confirmado fuentes de la Policía Nacional, que se encargó de la investigación después de que la familia denunciara la desaparición del joven, según informa Europa Press. El fallecido era hijo de Francisco Salazar, quien se desplazó hasta Granada para intentar averiguar el paradero de su hijo, y de María Jesús Gragera, quien fuera presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Montijo, fallecida en 2009.

El cuerpo sin vida del joven no presentaba signos de violencia, según ha indicado la Policía Nacional y, aunque la investigación aún permanece abierta, todo apunta a que pudo tratarse de un fatal accidente. Los restos del estudiante fueron encontrados el 8 de mayo por unos senderistas que caminaban por la zona.

La confirmación de la muerte de Miguel ha dado al traste con las esperanzas que aún mantenían por encontrarle aún con vida quienes lo conocían.

Con este fin, sus amigos y compañeros de facultad emprendieron una campaña de búsqueda a través de las redes sociales. Tan solo cinco días después de su desaparición habían creado un grupo en Facebook y un evento en Tuenti --seguido por más de 10.000 personas-- en los que difundían información sobre el desaparecido además de fotos suyas y teléfonos de contacto para todo aquel que tuviera información sobre el paradero de Miguel. Este diario trató ayer de contactar con ellos para conocer cómo han recibido la noticia, pero respondieron que no harían declaraciones a los medios de comunicación.

La búsqueda también se realizó por medios más tradicionales. Sus compañeros prácticamente empapelaron marquesinas de autobuses y escaparates de toda la ciudad con folios en los que se incluía toda la información referente al desaparecido, con el fin de que alguien diera alguna una pista que llevara ahasta su paradero. Pero finalmente todo ha sido en vano y ha acabado de manera trágica.