Tal día como ayer, domingo 27 de junio del 2010, quedará grabado en la historia negra del fútbol mundial con dos escandalosos errores que facilitaron el camino de Argentina, sobre todo, y de Alemania hacia los cuartos de final. El sábado se verán en Ciudad del Cabo. Inglaterra quedó abatida, y jubilada, por la pujante selección germana, además de por un gol de Lampart, que entró medio metro, pero el colegiado uruguayo Jorge Larrionda, ayudado por la miopía de su linier Mauricio Espinosa, no concedió. La misma miopía del asistente italiano Stefano Ayroldi que engañó a su compatriota, el árbitro Roberto Rosetti, para dar un gol de Tévez en escandaloso fuera de juego.

Más que un escándalo resultó una burla al fútbol y un mensaje rotunda a la FIFA. Este juego tiene unas reglas seculares, pero el mundo ha cambiado y no se pueden cometer injusticias. En Bloemfontein y en Johannesburgo, el error humano adquirió categoría trágica. Era imposible no ver el clarísimo gol de Lampard. Pues no lo vieron ni Larrionda ni Espinosa. La pelota entró medio metro en la portería de Neuer. ¡Medio metro! Y también era imposible no ver que Tévez estaba más solo que la una en el área mexicana. Lo más cerca que tenía era la red. Pues ni Ayroldi ni Rosetti se enteraron.

¿Y LA TECNOLOGIA? Ayroldi, tal vez, sí. Dudó un poco, miró a su jefe y echó a correr hacia el centro del campo, pero, de pronto, alzó la cabeza y se fijó en las dos pantallas gigantes del fastuoso Soccer City. Ahí comprobó la magnitud de la tragedia. Llamó por el auricular a Rosetti --Italia no tiene ya ni colegiados buenos-- y tras una larguísima y tensa discusión, rodeados por argentinos y mexicanos, consumaron el nuevo e imperdonable desastre arbitral.

A Capello, cuyo fin como técnico infalible se certificó ayer en Suráfrica, no le queda ni la coartada del gol de Lampard, ese que evocó el tanto de Hurst que dio un Mundial en 1996, precisamente también ante Alemania. Lo que el fútbol le dio en el siglo pasado, hace casi 50 años, se lo quitó en el nuevo siglo. Pero la selección de Löw, fresca, generosa con el fútbol, olvidó el músculo y apostó por la técnica, se merecía un premio así de grande. Sin necesitar de la ayuda de un linier indigno para el fútbol.

Aunque el debate sobre el uso de la tecnología se reabrirá con más intensidad que nunca. Ha tocado el corazón del fútbol. A Inglaterra, a sus inventores. Tal vez, dentro de cuatro años, en Brasil-2014, se use como debe y en los casos que debe. Tal y como se debió emplear para ratificar lo que había visto todo el mundo, que el primer gol de Tévez era ilegal. Coincidieron ambas decisiones en momentos capitales. Cuando Inglaterra intentaba levantarse del soberbio meneo que le dio Alemania. Y cuando una Argentina irreconocible y desfigurada estaba asustada porque México le quitó la pelota.

POSIBLE RIVAL Mientras Inglaterra llora ahora lo que no supo defender en el campo y México se indigna, y con razón, Alemania y Argentina ya velan armas para enfrentarse el sábado. Si España se reencuentra a sí misma y hace su camino como toca (gana mañana a Portugal y el sábado a Paraguay o Japón) le tocará toparse en semifinales con Messi o con Ozil.