LA UNIDAD

La cohesión de España

Claudio Fernández

Se quiera o no se quiera, se acepte o no se acepte, la realidad incuestionable es que España es una de las naciones más antiguas, forjada y configurada a través de lucha continua durante casi 800 años contra un invasor de religión, lengua, cultura y tradición, características todas ellas, diametralmente opuestas a las consolidadas en toda la península por el cristianismo y la romanización.

Si a este contexto agregamos la unidad de criterio que en todas las regiones de España provocó durante más de 300 años el descubrimiento de América y la consecuente colonización, ¿qué se puede esperar, prever e incluso vaticinar sobre el futuro de una nación con semejante historial y singularidad?

Los siglos XIX y XX lo ponen bien de manifiesto: sus fuerzas de cohesión son infinitamente superiores a las posibles disgregadoras, impulsadas bien por egoísmos recalcitrantes o bien por sentimientos artificialmente inventados y alimentados o por autocomplacencias generadoras de falsas egolatrías y por tanto carentes de fundamento. La secuencia de todo lo anterior es evidente e inmediata. No existe fuerza humana capaz de alterar o fragmentar o destruir a un país que ha sabido transformar y consolidar el mencionado pasado con una democracia, aceptada y rubricada en 1978 por mayoría absoluta de todas las regiones de España, excepto en el País Vasco, e internacionalmente reconocida. Si, además, esta realidad democrática se ve refrendada por una Constitución y por todo un entramado jurídico que garantiza tanto la libertad y la igualdad ante la ley como el respeto a la identidad y a las singularidades de cada región o autonomía, es obvio que su futuro nunca dependerá de parte alguna, pues ninguna parte puede reemplazar al todo.

CORRUPCION

A Rita la nombró Mariano

Miguel Fernández-Palacios

Albert Rivera manifestó hace un par de días que si Rita resultaba imputada "tendría que dejar el escaño", amparándose en el pacto de investidura firmado con el PP. La renuncia de Rita Barberá al carnet del partido no es suficiente. Que Ciudadanos ahora lo dé por válido es indecente. Se amparan en que sólo ella puede renunciar a su escaño en el Senado. Es cierto. Pero se olvidan de que no fue elegida por los votos de la ciudadanía, sino que cuando la sombra de la corrupción sobrevolaba a Barberá, fue designada senadora autonómica gracias al dedo de Rajoy, el mismo que ahora calla cuando la prensa le pregunta al respecto.

Por lo tanto, ya que no se la puede privar del escaño, al menos deberían solicitar, en defensa de ese pacto, la dimisión de quien políticamente la nombró, y si son desoídos, romper el acuerdo y además cambiar la ley. Así sí que se combatiría la corrupción.