A pesar de que ha supuesto un avance en la mejora de las posibilidades educativas en esta ciudad, resulta que no es oro todo lo que reluce, ni mucho menos. Se ha dejado en la estacada a más niñas que las que han entrado. Casi todas procedentes del Conservatorio Elemental de Danza de Cáceres.

Además el mayor problema se ha producido por una desigualdad, ya que ha faltado imparcialidad en la valoración de las pruebas de acceso, el tribunal conocía o tenía referencias de las niñas o de parte de ellas, aún a pesar de que en las bases se establecía que se preservaría el principio de igualdad que debe presidir la objetividad de las pruebas de acceso, y si esto fuera poco, como colaboradores estaban las profesoras titulares como maestras de ceremonias dirigiendo en todo momento a las niñas con lo que la parcialidad ha estado presente en todo momento.

Resulta evidente, por tanto, que esto ha permitido que el acceso a la primera promoción del Conservatorio Profesional de Danza haya podido estar amañado, cuestión que personalmente no dudo. Justo en estos tiempos en los que se está cuestionando la integridad en la forma de conseguir méritos o titulaciones, como ha ocurrido en la conocida Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Está claro que no va a ser un caso aislado, por lo que la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura debería tomar cartas en el asunto, ya que de otra forma se puede cuestionar la honorabilidad de estas instituciones públicas.

Es lamentable que mis hijas tengan que padecer desde muy temprano cómo la corrupción está instaurada en la sociedad, a pesar de los esfuerzos que hacemos los padres para educarlas de la mejor forma, y soy consciente que este escrito puede provocar ampollas, pero es lo que me dicta la conciencia y porque, por supuesto, es bastante improbable que aunque reclame, cuestión de la que estoy asesorándome, pueda conseguir algo de la propia Administración, de ahí que efectúe mi queja y que mantenga que han existido más sombras que luces.