Te preguntas qué ocurriría si cada uno de nosotros supiésemos la verdad de todo. Si surgiera de pronto en nuestro interior un órgano omnisciente, pongamos un segundo cerebro, dispuesto en nuestro cráneo como un detector de mentiras, para que nadie ni nada pudiera ocultarnos la verdad. Quizá llegáramos a la excelencia de un mundo transparente, sano.

Saber la verdad nos evitaría malas pasadas. Muchos sujetos ávidos de poder fracasarían en sus intentos de enturbiar el mundo para su provecho. Porque en realidad no sabemos qué es lo que realmente sucede tras las puertas de los despachos de individuos influyentes. Cada uno de los habitantes del planeta, a lo largo de su vida, deberá creer lo que cuentan los medios de comunicación. Aunque hay un refrán que dice: ‘De lo que no veas no te creas nada y de lo que veas, la mitad’. El problema es que a veces estamos dispuestos a creer todo lo que no vemos, porque somos propensos a dar crédito a todo lo que se ajusta a nuestras convicciones e ideologías. De ahí que las falsas noticias (fake news) encuentren creyentes en nuestra sociedad con tanta facilidad. Ocurre con esos bulos que recibimos a través del wasap y reenviamos, aunque dudemos de su veracidad.

Últimamente se habla de la desinformación de los medios de comunicación. Se les acusa de informar de lo que les interesa y cuando les interesa. Ahora bien, ¿cómo saber qué medios de difusión nos informan o nos desinforman? ¿Y quiénes los manejan? Un ejemplo claro lo tenemos en Greta Thunberg, la adolescente activista contra el cambio climático, que está consiguiendo concienciar a muchos jóvenes, y no jóvenes, del problema de subsistencia del nuestro planeta si no cambiamos la energía fósil por energía renovable. Pues bien, algunos medios de comunicación ya la han acusado de estar promovida por grandes lobbies y empresas energéticas verdes. ¿A quién creer?

Ya digo, deberíamos tener un segundo cerebro capaz de filtrar mentiras y verdades. Pero como no lo tenemos, quizá la mejor manera de librarnos de la desinformación sea contractar rigurosamente la información. Eso sí, siempre desde una postura imparcial, algo que no es fácil para nadie.H

* Pintor