La primera vez que me asomé al balcón de la casa en que vivo, sentí una viva emoción al ver como Extremadura, reivindica para sí, una buena parte de la historia marinera de España. Desde allá abajo, el gran Avalos me mostraba, con su monumento a los extremeños universales, la pasión extremeña por la aventura marítima y su sed no saciada de mar. Es una bellísima obra en la que nuestro granito de Quintana ha sustituido a la madera de teca del casco y palo de la nave, que alegóricamente representa con su mascarón de proa en bronce, nuestra pasión por los descubrimientos allende los mares. En la quietud de la noche, el agua que surgiendo de los caños rompía en el branque, me transportaba con su sonido a otras épocas en que desde la ventana del puente de mi barco, veía pasar la mar azul rota por la espuma blanca que en su caminar hacia popa, iba dejando tras de sí el rumor de una garganta serrana. Una vez y otra y otra, sus caños dejaron de echar agua, unas por la "sequía" y las más de las veces por la avería. Ahora la fuente quedó seca y muda y la nave varada en cemento verde se ha convertido en fiel reflejo de nuestra crisis. El palo con su escudo en bronce ha perdido la leyenda que identifica al monumento borrada por el óxido que destila aquél, y las flores que lo rodean más parecen puestas para adorno de su tumba que como reconocimiento para aquellos grandes hombres, que dieran a Extremadura fama y gloria.

Al menos nos cabe la esperanza de que los turistas con algún esfuerzo e imaginación tras la lectura de su leyenda, sepan relacionar la insigne obra, con nuestro pasado,-por qué no decirlo claramente-, marinero. Si algún lector sonriera sarcástico ante esta aseveración, sepa que Extremadura no solo dió a España descubridores y conquistadores, también marinos de relumbrón.

El de más alto rango y honores, D. José Solano Bote Carrasco, nacido en Zorita en el año 1726. Fue verdadero látigo para los barcos ingleses de guerra y mercantes de los que hundiría cerca de cien en su lucha a lo largo de su vida, en aguas del Caribe y del Canal de la Mancha.

Y qué decir de Hernando de Bustamante. De los dieciocho que con El Cano regresaron con la Victoria a Sevilla después de tres años de navegación hasta completar la vuelta al globo terráqueo, Hernando de Bustamante fue uno de ellos, marinero y de Alcántara. Y ahí no acaba todo. Según la obra The Discovery of América1, de Jhon Fiske, entre los marinos españoles que acompañaron a Colón en su primer viaje se encontraban Diego de Tordoya, de Cabeza del Buey; Juan Morcillo, de Villanueva de la Serena; Juan de Cueva, de Castuera; Pedro Corbacho, de Cáceres, y Martín Logrosán, de Logrosán.Uno se pregunta cómo es posible que el Ayuntamiento de Badajoz no haya encontrado un motivo extremeño para ponerle una placa conmemorativa al ancla tipo almirantazgo que alguien con buen criterio trajo para decorar un bello rincón de nuestra ciudad.Pablo Romero Montesino-Espartero **Badajoz