No es solo que el PP necesitara a Ciudadanos únicamente para la investidura, sino que ahora necesita apartarlo de la política para evitar la competencia. La razón es que el lugar político de Ciudadanos es el lugar que ocupa el PP sin decidirse a ocuparlo, y hasta tal punto, por cierto, esto de no decidirse a ocuparlo, que el llamado ‘tancredismo’ de Rajoy, o, más modernamente, su ‘mannequin challenge’ (por la impavidez del maniquí, pero también por su desdén), quizá no sea sino la manifestación de esa falta de decisión, es decir, una proceder involuntario, en absoluto deliberado o estratégico. Sea como fuere, una vez resuelta la investidura, el PP ya necesita únicamente al PSOE, porque ahora se trata de gobernar y porque, según el ministro Montoro, la situación parlamentaria no está para pactos solo PP y Ciudadanos, sino que hay que «entenderse con los que suman con holgura», o sea, el PSOE.

Así se explica que el Gobierno haya postergado a Ciudadanos en la negociación del techo de gasto o en la subida del salario mínimo, por ejemplo, priorizando al PSOE, cuyos escaños suman más. Y que así lo haya justificado el ministro: «Hay que saber adecuarse a la realidad». Sin duda. Y la realidad en este momento es que Ciudadanos, por su mala cabeza, ha quedado tan marginado de los pactos gubernamentales que ni puede ser aliado del Gobierno ni puede ser oposición, puesto que ni el Gobierno cuenta con él --teniendo ahí al PSOE-- ni su labor de oposición sería distinta de la del propio PSOE, llegado el caso, o de la de Podemos, que o será oposición o no será. Sorprende que Ciudadanos, que negoció la realidad primero con el PSOE y después con el PP, no negociara para esta investidura la realidad que debía negociar, a saber, la de exigir entrar en el Gobierno, a fin de ser decisivo, útil, real.

Nada de eso. Por el prurito de no perder la virginidad que supondría machihembrarse con el PP (¿habría hecho lo mismo con el PSOE?), Ciudadanos no solo se ha aislado solo, sino que se lo ha puesto facilísimo al PP para que ejecute, si hay legislatura suficiente, la liquidación del que es su competidor político.

*Funcionario.