TQtue todavía no ha apartado los juguetes de Reyes para sus hijos? ¿Que no tiene en su congelador los langostinos de Nochebuena? ¿Aún no ha reservado la cena de Fin Año? ¿No ha comprado lotería? ¡Pero hombre de Dios! ¿En qué mundo vive? ¡Es usted un irresponsable! ¿Cómo va a llegar al 24 de Diciembre con esa imprevisión?

Fíjese en quienes saben planificar las fechas entrañables y siga su ejemplo. Probarse la barba de Papá Noel es un esfuerzo titánico cuando el termómetro marca los cuarenta grados, pero es un esfuerzo agradecido y un acto de responsabilidad muy grande. ¿Quiere aparecer como un adefesio ante la chimenea de su adosado, diciendo hoo, hoo, hoo con una barba legañosa y en traje pequeño? ¡Hay que preverlo todo antes! ¡Ahora! Y además, ¿qué tiene usted que hacer después de las partidas de mus, los tintos de verano y las siestas en la piscina?

En la televisión acaban de darnos un ejemplo maravilloso de previsión y buen hacer. En medio de agosto, han estado sonando campanitas de Navidad y en el mercado están los fascículos y figuritas del nacimiento para que usted vaya montando su belén como Dios y la publicidad mandan. Un belén detalloso. ¿Quiere volver a lo de todos los años, a pegar deprisa y corriendo las cabezas de los camellos con superglub media hora antes de Navidad? Cada semana y por un precio módico, en su kiosko le entregan el Niño, la vaca, una pastora, el rey Baltasar y un molino de corcho con bombilla. Ya puede usted ir cerrando el salón, poniendo las tablas y afinando la pandereta. Las Navidades están ahí, a la vuelta de la esquina, en su kiosko. No desperdicie esta ocasión que en la España moderna empezamos a saber hacer las cosas.

*Dramaturgo y directordel Consorcio López de Ayala