La presión de los gobiernos español y francés, así como del Parlamento europeo, ha forzado al director del Tour, Jean Marie Leblanc, a romper su compromiso de utilizar el euskera como una de las dos lenguas de comunicación de la carrera durante la etapa que transcurrirá por territorio vasco-francés. Leblanc lo había pactado con una asociación llamada Batasuna, filial legal en Francia de la formación ilegalizada en España.

El Tour probablemente había accedido al gesto bilingüe, poco habitual en Francia, para ahorrarse complicaciones en su paso por la zona. Nunca defenderemos ni los chantajes del entorno de ETA ni las presiones, más sutiles pero igualmente ciertas, de otras instancias, a veces oficiales. Pero, en cualquier caso, lamentamos que el resultado de esta tormenta en un vaso de agua sea la exclusión de la lengua vasca en el Tour, que en 1992, en San Sebastián, y en 1996, en Bayona, sí se pudo emplear. Es un retroceso. Las bofetadas al terrorismo no hay que darlas en la cara de la lengua vasca. Ya pasó con Egunkaria y vuelve a repetirse ahora. Tanto desde el Ejecutivo de Aznar como desde los aledaños de ETA se sigue envolviendo en recelos y suspicacias el uso del euskera. Es una tenaza desgraciada y perversa.