TLta familia Bravo Lucena, de Plasencia, se distinguió por su entrega a la causa republicana. Rafael fue concejal del ayuntamiento placentino por el Partido Socialista y fue encarcelado el 20 de julio de 1936, junto a sus otros dos hermanos, Doroteo y Enrique.

Joaquín, otro hermano, perteneciente a Izquierda Republicana, tuvo peor suerte y fue encarcelado en el penal inhumano de Valdenoceda, donde murió el 13 de Noviembre de 1942.

Valdenoceda es un pueblo de la provincia de Burgos. Antes de la ominosa Guerra ¿incivil? española tenía una fábrica de seda. Por sus bajos circulaba un canal del río Ebro y cuya agua servía para mover las aspas de la maquinaria. Cerró en los primeros días de la guerra. Desde 1938 a 1943 se convirtió en una terrorífica cárcel como castigo de los leales republicanos, por los traidores y sediciosos golpistas.

La vida en aquella cárcel era horrenda, tremendamente dura. De comer, dice un antiguo residente de ella, por cierto recientemente muerto, y que pudo salvar su vida, muy pocos fueron quienes soportaron aquella aterradora prueba, nos ponían un caldo infame, manchado con una sola alubia que, además, siempre tenía un gorgojo en su interior.

Las chinches permanecían en el techo apiñadas y formando una mancha negra, bajando luego al anochecer asaetando a picotazos a los presos.

A todo ello se unían los castigos, otro criminal elemento perturbador de aquella mala convivencia.Cualquier mal comportamiento , como era no levantar la mano para cantar el Cara al sol, moverse durante la formación en filas, fumar sin autorización-, era merecedor de ir a la celda de castigo, que estaba en los sótanos del edificio.

No desaparece lo que muere, sólo lo que se olvida- ¡Y nunca os olvidaremos-, pese a quienes quieren echar tierra de silencio sobre vuestro sacrificio, que nunca fue estéril!

La familia Bravo Lucena, sus descendientes, debieran sentirse orgullosos de estos tan ilustres antepasados.