El cardenal primado de España en nombre del Vaticano, Antonio Cañizares, presidió ayer en la catedral la misa de difuntos que congregó a doce obispos desde su sucesor en la Comisión Pontificia para América Latina, al de San Juan de Puerto Rico en representación de aquellas tierras, el placentino y los demás extremeños, entre otros, y a un centenar de sacerdotes para honrar al placentino que más Papas ha conocido de cerca desde Juan XXIII. No en vano fue el primer director de LIOsservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede, entre otros cargos durante sus 21 años en la curia romana.

Pero ayer tocaba también, o principalmente, el homenaje de los fieles, sus paisanos, sus familiares y las autoridades. La alcaldesa, Elia Blanco, la consejera de Igualdad y Empleo, Pilar Lucio, y el subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, encabezaron la representación civil. Desde la misa solemne de la catedral hasta la comitiva al Salvador. La Policía Local reguló el tráfico para que el cortejo fúnebre pudiera hacer a pie el recorrido por las calles por donde correteó el difunto en su niñez. Fue el propio Cipriano Calderón Polo quien pidió volver a sus orígenes y el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, ya solo ante la alcaldesa, familiares y fieles en un sencillo acto celebrado en la iglesia que prácticamente lo vio nacer, rezó un responso delante de la sepultura del obispo Calderón Polo.