"Tienen que entender que de aquí no nos vamos hasta que nos podamos llevar con nosotros a mi padre, que está en el hospital". Laura y su marido, Antonio, forman una de las seis parejas acampadas, que son todas familia entre sí, y ayer pedían comprensión y auxilio. "Comida nos ha dicho hoy una mujer del ayuntamiento que nos va a traer, pero necesitamos pañales, por favor".

La mujer contaba que llevan años viniendo al valle del Jerte a recoger la cereza y que una vez allí los niños están escolarizados, pero que la repentina enfermedad del padre les ha obligado a hacer este alto en el camino. "Quién nos lo iba a decir, pero mientras tanto no nos vamos a mover y si nos echan también de aquí, tendremos que irnos a la puerta del hospital". Las noticias que el hospital ha transmitido hoy al ayuntamiento apuntan a que el patriarca deberá permanecer ingresado al menos una semana más, pero ellos aún no lo saben y todavía ayer se negaron a despejar la incógnita de si colaborarán con la concejalía de Bienestar Social o pondrán inconvenientes a que sus hijos sean atendidos en el centro de menores de Valcorchero. Desde luego el panorama de los menores en el campamento es desalentador.