Un susto de muerte se llevaron el sábado la veintena de vecinos de un bloque de la calle Santiago Ramón y Cajal cuando sintieron dos explosiones en el callejón anexo al bloque que sirve de acceso a un garaje. Sin embargo, el miedo ha dado paso a las quejas por el estado de abandono en el que se encuentra y que ha transformado la zona en destino de toxicómanos, indigentes y jóvenes botelloneros .

"Esto es un peligro, aquí se meten a pincharse, a beber, hay mucho miedo", señalaba ayer una vecina. Por eso recibieron las explosiones del fin de semana con un "tenía que pasar". Fue en torno a las 17.00 horas, momento en el que muchos vecinos veían la televisión, cuando sintieron la primera explosión a la que después siguió otra, tan fuertes que hicieron temblar las viviendas de la planta baja. "Sonó como si fueran barrenos", explicó otra vecina, e inmediatamente, la mayoría de los residentes bajó corriendo a la calle para comprobar lo que había pasado.

Lo que encontraron fue mucho humo y un coche en el callejón, por lo que pensaron que la explosión procedía de él, sin embargo, se trataba de otro vecino al que habían sorprendido las explosiones al intentar acceder al garaje y al que afortunadamente no le pasó nada.

EXIGEN COLOCAR UNA PUERTA

Las familias están convencidas de que ha sido una gamberrada provocada por unos jóvenes a los que están acostumbrados a ver por la zona y alertan de que las consecuencias podrían haber sido más graves si hubiera explotado el coche o de encontrarse en el callejón algún indigente.

Además, se da la circunstancia de que hace dos años todos los vecinos del bloque recogieron firmas y enviaron un escrito al ayuntamiento para que ordenara a la propietaria del callejón colocar una puerta a la entrada, que aún no existe, por lo que "esperamos que ahora se ponga".