«Lo mejor está por llegar». No se podía empezar este texto agridulce, de despedida, de otra manera que no fuera con una frase corta, contundente, emulando la fórmula que solía emplear una de las grandes del periodismo de tribunales, Margarita Batallas, para narrar a los lectores de EL PERIÓDICO el devenir de la justicia y sus protagonistas. Tan optimista sentencia era una de las preferidas de esta veterana de la pluma y las ondas y a fe que la enarboló como bandera, hasta el final. El final llegó este miércoles, en su fría madrugada, cuando con 56 años nos dijo definitivamente adiós tras una grave enfermedad a la que plantó cara con coraje admirable, discreción y enorme generosidad. De eso también se puede dar testimonio, puesto que se empeñó y consiguió (¡a ver quién osaba llevarle la contraria!) que sólo unos pocos conociéramos su estado de salud, alegando que le gustaba dar otro tipo de noticias y no preocupar.

De noticias, precisamente, podía hablar sentando cátedra. Algunas de las que consiguió a lo largo de su carrera profesional abrieron portadas. A lo grande. Retrataron una época. O incluso varias. ¿Recuerdan? Los Gal, Filesa, Santi Potros, la red Gürtel, la operación Catalunya, el ‘caso Messi’, la operación Lezo…. Era una habitual de la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo, el Constitucional. Los señores y señoras de las togas, los que ejercían la abogacía, los de Fiscalía sabían muy bien quién era esta periodista y cómo se las gastaba.

Era de poca broma cuando perseguía un tema. Concienzuda. Seria. Insistente. Buena compañera y admiradora del quehacer de los fotógrafos, que siempre tuvieron en ella una aliada para facilitar un trabajo que, en ocasiones, se tornaba complicado en las instituciones judiciales y sus alrededores.