Un Airbus A 320 de la compañía Air New Zealand, con siete personas a bordo, cayó ayer tarde al mar frente a la costa de Canet de Rosselló, cerca de Perpiñan. No hay esperanzas de hallar supervivientes entre los ocupantes, dos de los cuales fueron rescatados sin vida a última hora.

El avión, que estaba siendo revisado en las instalaciones del aeropuerto de Perpiñan por la compañía de mantenimiento EAS, realizaba un vuelo técnico cuando su radar perdió contacto con la torre de control. Según testimonios presenciales del accidente, a las 16.45 el aparato se precipitó en picado sobre las aguas a seis kilómetros de la costa.

El Airbus era pilotado por dos alemanes empleados de la compañía chárter alemana XL Airways Germany, que utilizaba el aparato en régimen de alquiler desde el año 2006. Los otros ocupantes del aparato eran trabajadores de la empresa EAS, especializada en revisión y mantenimiento de aviones Airbus, Boeing y McDonell Douglas, y empleados de Air Nueva Zelanda.

Las autoridades francesas pusieron en marcha el plan rojo y movilizaron numerosos efectivos de salvamento. La Generalitat puso a su disposición una embarcación amarrada en El Port de la Selva (Alt Empordà) para colaborar en el rescate. La falta de luz dificultó las tareas de rastreo para sacar del agua a las víctimas del accidente.

Según un gendarme que presenció la caída del aparato desde Canet de Rosselló, este se precipitó sobre el mar con las alas inclinadas en vertical sin que el piloto lograra enderezar el avión. El A-320, que fue entregado por el fabricante en el 2005, se fracturó al chocar y los restos de la cabina se sumergieron rápido.