Las chicas de Arroyo de la Luz tienen fama de ser muy guapas, pero si quiere usted conocerlas, no se le ocurra acercarse por el pueblo el viernes por la noche porque están con sus novios. No me pregunten la razón porque la desconozco, pero en Arroyo, preguntas el viernes por las chicas y todo el mundo te responde: "¡Ah!, las chicas, hoy no están porque es viernes, sabe usted, y los viernes se van con sus novios". En Arroyo de la Luz, a partir de los 16 años, todas las chicas tienen novio. Y claro, los viernes los pubs están muy tristes porque ellas desaparecen y se marchan a pelar la pava a un lugar muy virgiliano y romántico al que llaman los huertinos.

Esta afición a las ataduras amorosas es muy común en los pueblos extremeños. A mí me parece una costumbre casi decimonónica: hoy, cuando lo que se estila son rollitos, jas, pibas y movidillas, resulta que en Extremadura pervive la costumbre del noviazgo, la exigencia de la fidelidad y el hábito de pelar la pava los viernes. Supongo que este hábito antiguo del noviazgo tiene que ver con esa estadística según la cual Extremadura es la región donde más se ven las telenovelas. Es natural, entonces, que después de emocionarnos con Amarte así, frijolito necesitemos revivir la pasión de los gavilanes con alguien zalamero que nos jure amor eterno y nos susurre al oído lo de mi vida, mi sielo y mi corasón . Antes se decía que los chicos se llevaban a las muchachas al huerto. Ahora son ellas quienes se van con sus frijolitos a los huertinos. Todo muy vegetal y biológico.