Hoy comienzan los cuatro días más importantes del año para Barcelona. No solo porque la ciudad haya colgado el cartel de completo, sino porque tiene 96 horas para demostrar al mundo que es la digna poseedora del título de capital mundial del móvil. Y es que desde hoy y hasta el jueves se celebra el Mobile World Congress (MWC), la mayor feria de movilidad del mundo, que marcará la pauta del futuro tecnológico mundial en lo que a redes, telefonía, tabletas y otros gadgets se refiere.

"Estamos atrayendo nuevos sectores, como la medicina, el transporte y el deporte. Será la edición más exitosa", aseguró ayer John Hoffman, máximo responsable del MWC. No es un congreso más, sino que es una de las mayores ferias que se celebran en Barcelona. Por el salón pasarán más de 70.000 visitantes de 200 países distintos, la mitad de ellos altos cargos directivos. Se trata de una feria profesional, en la que las principales firmas del sector (Samsung, Nokia, Telefónica, Vodafone, Sony, Intel...) presentarán sus últimas novedades. La feria repercutirá en la economía con un beneficio de más de 300 millones de euros.

Pero más allá de la cita ferial en sí, la gran importancia del MWC es situar a la ciudad como referente en el mapa tecnológico mundial. Desde el pasado año Barcelona es la capital mundial de la movilidad, y este año es cuando de verdad se deben ver los primeros grandes avances en este ámbito.

Estos días la ciudad mostrará a los asistentes del MWC cómo está cambiando, sobre todo apostando por el NFC (una tecnología de comunicación inalámbrica) y las redes de alta velocidad, pues se espera que los principales anuncios del salón giren en torno a estos dos aspectos. Sobre el primero, Barcelona quiere ser pionera en la implementación de esta tecnología que permite realizar acciones cotidianas (coger el metro, pagar, buscar información...) acercando el móvil a un lector.