¿NNetflix, HBO o Amazon Prime? Es una pregunta habitual en nuestras conversaciones cotidianas. Responde a una nueva forma de consumir contenidos audiovisuales. La amplia oferta de las plataformas de streaming se ha convertido en la principal competidora de la televisión tradicional. Algunos hablan de burbuja audiovisual y otros afirman que estamos ante el fin de la televisión. ¿Qué está pasando?

La llegada de Netflix ha transformado nuestra manera de consumir series y películas. Ha cambiado los hábitos de visión que habíamos aprendido con la televisión. Ya no hay que esperar una semana para ver el siguiente capítulo de nuestra serie favorita, ni tampoco estar pendiente del reloj para saber cuándo empieza o acaba un contenido. Además, los algoritmos permiten que la oferta sea personalizada y nuestro consumo, a la carta.

Estas nuevas rutinas se han consolidado porque la oferta en el mercado español se ha ampliado con la llegada de HBO y Amazon Prime. Se complementa con ofertas temáticas como la de Filmin; así como con aquellas que ofrecen los operadores de telecomunicaciones como Movistar+, Orange o Vodafone. Se espera además la llegada de otras marcas globales en el próximo año como la de Apple y Disney.

El consumidor está aprendiendo a diferenciar la oferta. Tres aspectos son esenciales para decidirse: el catálogo, el precio y las pantallas simultáneas por suscripción. En la era digital sigue vigente la regla clásica: «El contenido es el rey». La oferta de series y películas es fundamental para la elección. Se puede optar por catálogos más generalistas con contenidos para todo tipo de público (como Netflix) o por el star system internacional con series con un reparto conocido o marcas globales (como HBO). El segundo factor es el precio de la suscripción. El punto de partida lo marca Netflix y el resto acomodan sus tarifas. El tercer elemento es el número de pantallas simultáneas por suscripción. El consumo ya no es colectivo, sino individual; pero la suscripción es normalmente por hogar y responde a varias personas con su perfil propio de consumo. Así que este aspecto es fundamental en la decisión de compra.

Este cambio de consumo audiovisual está afectando al sector televisivo tradicional. Algunos afirman que la TDT tiene los días contados por la feroz competencia de las plataformas digitales. Es cierto que el consumo audiovisual a través de la gran pantalla está descendiendo frente a los nuevos dispositivos (móvil, tableta u ordenador), especialmente entre los más jóvenes. Lo que está claro es que todos compiten por lo mismo: el tiempo de los telespectadores. Las cadenas de TV están reaccionando poniendo en marcha sus propias plataformas con contenidos propios que permitan responder a las nuevas demandas del consumidor.

La clave de supervivencia está en abarcar el circuito de pantallas que permita llegar al usuario en cualquier momento y lugar. No hay burbuja audiovisual sino nuevos hábitos de consumo que obligan a la TDT a desplegar nuevas estrategias.