Habían fabricado una cadena de montaje criminal completa. Las cuatro mujeres detenidas por el Cuerpo Nacional de Policía bajo la acusación de falsificación y estafa habían obtenido grandes ingresos mediante la reventa de electrodomésticos y aparatos electrónicos que compraban con tarjetas de crédito que ellas mismas falsificaban.

Las cuatro mujeres detenidas, todas ellas de etnia gitana, falsificaban DNI, permisos de residencia de extranjeros y nóminas, así como tarjetas de identidad portuguesas. Con ellas, acudían a entidades bancarias para abrir cuentas corrientes y, después, solicitar tarjetas de crédito.

En cuanto las obtenían, compraban con ellas ordenadores, televisores, teléfonos móviles de última generación y electrodomésticos, de los que pagaban, a cargo de la tarjeta, la entrada o un primer plazo. No solo no pagaban ninguna otra letra, sino que revendían esos objetos robados, obteniendo grandes beneficios. La investigación se puso en marcha después de que una entidad bancaria denunciara que habían sufrido estafas realizadas con tarjetas de titulares inexistentes por valor de 50.000 euros.