La epidemia de la nueva gripe aviaria en China acumula síntomas preocupantes a diario: goteo de muertos, caudal de infectados cada vez más alejados entre sí y extraños casos que obligan a replantearse certezas. Tres semanas después de que empezara la crisis, Pekín ignora su origen exacto y ayer sugirió la temida posibilidad de que el virus se contagie entre personas, lo que abriría la puerta a la pandemia.

Las dudas se centran en los núcleos familiares de contagiados y, especialmente, en un caso en Shanghái. El padre, de 87 años, fue la primera víctima mortal del virus H7N9, y sus dos hijos han dado positivo. "Estamos analizando a fondo el caso para determinar si el primer contagio fue de ave a humano y el segundo se produjo entre humanos o bien si todos los infectados compartían un patrón similar de exposición al virus", señaló Feng Zijian, jefe del Centro de Emergencia para la Prevención y el Control de Enfermedades. En opinión de Feng, el virus --hallado por ahora en palomas, pollos, codornices y patos-- salta de aves a humanos "principalmente". Sobre el contagio entre personas emitió todo tipo de reservas: "teóricamente posible", "esporádico", "muy extraño y limitado al ámbito familiar" y "solo durante un periodo de tiempo".

HIPOTESIS FACTIBLE Mientras no se concrete qué pasó en esa familia de Shanghái, no habrá ninguna evidencia. Pero todas las reservas no impiden que esa posibilidad haya pasado de descartada a factible.

Desde que se desató la crisis, los expertos han alertado del peligro de una mutación del virus que permita su paso entre personas. Pekín trabaja en la vacuna por si se confirmara el contagio entre humanos, aunque no estaría lista antes de siete meses.

La nueva hipótesis llega un día después de que Pekín anunciara que el 40% de los infectados por el virus no habían estado en contacto con aves de corral, las principales sospechosas de la epidemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) admitió que la revelación "aumenta el misterio". La comunidad científica tiende a desconfiar de las declaraciones de los infectados porque a menudo olvidan si estuvieron expuestos. Feng recordó que más de la mitad de los infectados no dieron información exacta durante la epidemia aviaria del 2003.

Otro caso reciente ha contribuido a la preocupación. Una niña de 7 años dio positivo en Pekín sin que hubiera mostrado ningún síntoma de la enfermedad. La niña había sido puesta en observación por pertenecer al círculo cercano de otro niño infectado. Su caso supone no solo un cambio de patrón en las víctimas, sino la posibilidad de que haya muchos portadores del virus sin que lo sepan.

Mientras los expertos resuelven las dudas, el virus prosigue su rápida expansión. Ya son 17 muertos y 83 infectados. Ocho de ellos están en estado muy crítico y podrían fallecer en las próximas horas. En apenas un día se registraron 14 nuevos casos. El virus se detectó por primera vez en Shanghái, pasó a las provincias vecinas del este en los siguientes días y hoy ya hay casos en Henan, en el centro del país, y en Pekín, 1.000 kilómetros al norte del epicentro de la epidemia.

DESCONFIANZA Shanghái es la más castigada, con 30 infectados y 11 muertos. Las mascarillas contra la contaminación se ven estos días por las calles. El miedo también se ha instalado en Pekín, a pesar de que solo se han registrado dos casos en una población de más de 20 millones. Los clientes de un mercado céntrico de la capital ignoraban en la tarde de ayer los tenderetes de aves mientras se arremolinaban en los vecinos de vacuno y cerdo. "No comeré pollo en meses", prometía Zheng, quien desconfía de las promesas gubernamentales sobre la seguridad de su ingestión. El sector ha registrado pérdidas de 1,2 millones de euros. Las crisis alimentarias son un lamento habitual de la población.