Un educador de un centro de menores de Valencia ha sido condenado a cinco años de prisión y a diez de alejamiento de la víctima y de inhabilitación para trabajar con menores tras considerar probado la Audiencia Provincial que se masturbó con la mano de la menor cuando creía que estaba dormida.

La víctima, que entonces tenía 14 años, dormía habitualmente en una habitación individual a varios metros del dormitorio general por su mal comportamiento o por regresar tarde al centro. La sentencia asume que el educador «creía que se hallaba dormida, cogía la mano de la niña y se masturbaba con ella». La menor explicó durante la vista que no reaccionó ante esas agresiones «porque se quedaba en shock y no sabía que hacer». Animada por su novio contó su caso, dos o tres meses después de que sucediera, a dos policías que habían acudido al centro a reintegrar a otra menor.

Según explicó no lo hizo antes porque el condenado era entonces marido de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, y pensaba que eso iba a hacer que no la creyeran. Poco después la pareja se divorció.

El tribunal considera que el «acerbo probatorio es apto para enervar la presunción de inocencia (del condenado) más allá de toda duda razonable». Recuerda la Audiencia que el Tribunal Constitucional reconoce a la declaración de la víctima «el valor de prueba de cargo» en este tipo de delitos y subraya que no hay razones para dudar de su credibilidad puesto que no tiene animadversión por el condenado, del que dijo que le caía y le cae bien, ni tiene motivos espurios.

Los jueces valoran que la víctima no oculte hechos que le podían perjudicar como que era conflictiva, que era ella quien llamaba al educador o que le solicitó que le hiciera un masaje para relajarse. El condenado reconoció haberle hecho un masaje en la cabeza pese a que es inusual en un centro educativo.