--¿Qué encontrará el público en ´Escándalo en palacio´?

--Algunos han querido ver en la historia una semejanza con Sarkozy y Carla Bruni, pero no lo es, aunque me han pedido la comedia de Francia. Es la historia de un matrimonio, un hombre maduro y una mujer joven, el presidente y la primera dama de un país no reconocido, que son descubiertos en un escándalo. Cuatro años antes hicieron el amor en un lavabo y eso se televisa. A partir de ahí es una hora y media hasta que él presenta su hipotético discurso de dimisión y el espectador se convierte en un voayeur de lo que está ocurriendo en el palacio. Es muy divertida, pero no carece de fondo.

--¿Es un tema de moda?

--No lo es, desde los egipcios ha ocurrido lo mismo, la única diferencia es que ahora hay telediario. Forma parte del gran fariseismo en el que vivimos, que en unos países es más acentuado y en otros menos. En la Italia de Berlusconi se pasan por alto cosas, aquí seguramente no se pasaría y en Francia tampoco. En Estados Unidos un golfista tiene que pedir perdón por su vida privada. Creí que la Inquisición había muerto.

--¿Contento con el resultado?

--Muy contento, es una pirueta más en mi vida, no representa mi vida para nada, yo tengo otras muchas inquietudes. He inventado una comedia que tenga que ver con mi aspecto físico, con lo que pudiera asumir de mí el público y que no le despistara demasiado. Mi persona, el poder y la compañía de una mujer bella, lamentablemente son tópicos que la gente asume y una vez prendidos les cuento otras cosas.

--¿Le veremos en televisión?

--Cuando me dejen, el hecho de llevar seis años ausente no responde a mi voluntad sino a voluntades ajenas. He publicado un libro, que va por la cuarta edición, y acabo de escribir una película que intento codirigir y protagonizar, Un día cualquiera . Estoy viendo cómo la pongo en pie con Enrique González Macho, uno de los productores más prestigiosos. Volveré cuando haya un interlocutor válido.

--¿Cuál es el problema?

--Aparte de que han desaparecido de los platós las personas libres que no militen en la sinergia natural del grupo empresarial o político, ha cambiado el lenguaje, donde antes decíamos "gatillazo" ahora se dice "disfunción eréctil", donde se decía "cagar" ahora se dice "tránsito intestinal" y donde "censura" ahora se dice "no encaja en nuestro diseño". Estamos en una suma de dictaduras con diferentes maquillajes, todas juntas son parecidas o peor que la anterior.

--Tampoco parece la tele en la que le gustaría estar....

--Los grupos políticos y los económicos son conniventes en sus intereses. Voy a poner un ejemplo, sin ser peyorativo hacia la persona: si Belén Esteban hablara 15 minutos diarios de temas políticos y molestara, no saldría. En estos momentos considero casi un prestigio no aparecer en televisión, en la vida es muy difícil saber estar pero es mucho más difícil saber no estar.

--¿En el teatro es diferente?

--El teatro también ha caído en manos de la política. España no tiene una red de teatros privados que permitan llegar con un espectáculo muy incorrecto y no tener que negociar con nadie. La política se ha inmiscuido demasiado en todo. Se colará en nuestras camas y pondrán un cuentapolvos para no echar más de tres o para no hacer el amor ebrios.