Algo tan saludable para las células habituales como la acumulación de largas cadenas de glucosa, que los tejidos almacenan con fines energéticos, puede ser muy perjudicial en el caso de las neuronas.

Un equipo investigador dirigido por Joan Guinovart, director del Instituto de Investigación Médica de Barcelona (IRB), y Santiago Rodríguez de Córdoba, profesor del CSIC en Madrid, ha comprobado que el proceso es la causa de la enfermedad de Lafora, un tipo de epilepsia mortal e incurable que afecta a los adolescentes. Posiblemente, está también detrás de otras muchas patologías neurodegenerativas actualmente de origen desconocido. Los detalles de la investigación se publican en la revista Nature Neuroscience .

EL DESCUBRIMIENTO El descubrimiento se ha realizado estudiando el mal de Lafora, una extraña epilepsis que se manifiesta generalmente en forma de parálisis y sacudidas involuntarias de brazos y piernas.

Su evolución está marcada por una degeneración progresiva del sistema nervioso que sume al paciente en un estado vegetativo terminal unos 10 años después de su aparición.

Se transmite de forma hereditaria a través de padres portadores de mutaciones en uno de los dos genes relacionados con la enfermedad, conocidos como laforina y malina. No importa cuál de las dos mutaciones se tenga porque, a la larga, la enfermedad produce los mismos efectos. Es decir, se acumulan en las neuronas unos depósitos anormales llamados cuerpos de Lafora.

En una situación normal, las neuronas nunca destruyen el glucógeno que fabrican. "Ellas se dedican a tareas nobles, a transmitir impulsos nerviosos, mientras que dejan el trabajo ingrato a los estrócidos", explica Guinovart. Si la malina y la laforina están bien, sin mutación, actúan de manera conjunta como guardianes del nivel de glucógeno en las neuronas, estimulando la degradación de las proteínas responsables de la acumulación de glucosa.

En el caso de que cualquiera de los dos genes pierda su función, no se produce la destrucción de esas proteínas, el glucógeno se acumula y las neuronas se deterioran e inducen el mecanismo de suicidio celular.

"De la misma manera que el alzhéimer parece ser debido a una acumulación anormal de proteínas beta-amiloide en el cerebro, y el mal de las vacas locas sería una acumulación de priones en las neuronas, hemos hallado otro mecanismo de neurodegeneración: la acumulación de glucógeno en las neuronas", insiste Guinovart.