El científico surcoreano Hwang Woo-suk, reconocido internacionalmente por haber realizado la primera clonación de un embrión humano y por sus investigaciones con células madre, dimitió ayer de todos sus cargos públicos tras trascender que utilizó para sus experimentos óvulos de dos colaboradoras de su equipo y que además otras 16 donantes fueron retribuidas económicamente, prácticas poco acordes éticamente con la profesión médica.

"Siento profundamente tener que hablar de cosas tan vergonzantes y miserables. Pido perdón sincero por el escándalo que he generado", dijo en Seúl ante la prensa.

El científico anunció su dimisión como miembro del Consejo Nacional de Tecnología y Ciencia y como director del Centro Mundial de Células Madre, el primer banco mundial de ese tipo de células, puesto en marcha el pasado octubre en la Universidad Nacional de Seúl.

Sin ánimo exculpatorio, Hwang dijo que las dos investigadoras de su equipo que donaron óvulos lo hicieron sin que él lo supiera, con identidad falsa, y que sólo tuvo conocimiento de ello tras leer un artículo en la revista Nature, en mayo del 2004, en el que una de ellas admitía haberlos donado. El científico explicó que si lo hubiera sabido a tiempo, lo habría evitado. Sus colaboradoras donaron sus óvulos porque no encontraban suficientes voluntarias.

Tanto el comité de ética de la Universidad Nacional de Seúl como el Ministerio de Sanidad surcoreano han lamentado el suceso, pero no han visto problema legal o moral alguno en la actuación de Hwang y sus colegas.