una minuciosa investigación en la que se analizaron todos los objetos personales que rodeaban a un grupo de enfermos de fibrosis pulmonar idiopática ha conducido a sus autores, neumólogos del Hospital de Vall d'Hebron, de Barcelona, a un hallazgo insólito: en algunos pacientes, esa grave insuficiencia respiratoria tuvo como origen el edredón de plumas de ave con que se cubrían en invierno para dormir. De las cerca de 2.000 personas que sufren fibrosis pulmonar idiopática (que significa de causa desconocida) en Cataluña, 200 han resultado ser hipersensibles a las plumas que componen la prenda doméstica.

El doctor Ferran Morell, responsable del área de Neumología en Vall d'Hebron y autor del estudio, desaconseja el uso de edredones y almohadones de pluma a quienes son diagnosticados de neumonitis por hipersensibilidad vinculada a las aves, ya que esta dolencia conduce a la pérdida de capacidad pulmonar que caracteriza a la fibrosis. Advierte Morell, no obstante, que el cálido utensilio únicamente se convierte en un riesgo para la salud cuando coincide una predisposición genética que causa la citada reacción hipersensible. Se percibe en forma de fatiga al hacer un esfuerzo que con anterioridad no causaba ahogo. Para estos enfermos, el hallazgo, publicado ayer en la revista científica The Lancet Respiratory Medicine , será de gran trascendencia, indicaron los investigadores, ya que conduicirá a la elaboración de anticuerpos específicos, el tratamiento eficaz de un mal que no detectada a tiempo resulta mortal cuatro o cinco años después del inicio.

La fibrosis pulmonar da lugar a numerosos endurecimientos, una especie de cicatrices o fibromas, en la cavidad de ambos pulmones. Esas protuberancias reducen la capacidad de inhalar y exhalar aire. Los afectados perciben, al principio, una cierta fatiga al subir escaleras o hacer una leve carrera. Afecta a entre 10 y 20 personas por cada 100.000.