Fundador de Muchnik Editores, editor en Seix Barral y Anaya, antes de crear el Taller de Mario Muchnik, este histórico del mundo del libro, autor además de varios volúmenes de memorias, atesora más de 50.000 negativos como fotógrafo, una labor que él considera artesanal. Mario Muchnik descubrió al lector español la literatura de Peter Berling, Kenize Mourad, sus dos grandes best-sellers , pero también la de Elías Canetti, antes de que este lograra el Nobel.

--Por el volumen de su archivo, parece usted más fotógrafo que editor y escritor.

--Bueno, si uno juzga por la cantidad, sería cierto, ya que hasta ahora he editado 500 libros; pero hoy sí me siento más fotógrafo que editor. Antes, editar un libro era una fiesta; hoy se ha corrompido mucho. Las librerías están llenas de libros basura y el número de libros intrascendentes es mayor.

--¿Qué dicen de usted sus fotografías?

--Habrá que preguntarle a las imágenes. Yo veo en ellas recuerdos: del momento en que hice la foto, de lo que hacía el personaje. De mí dirán que tengo el culo inquieto, que me he movido por muchos lugares, que me divierto mucho haciendo fotografías.

--Es un hombre memorioso.

--Lo soy; no sé por qué ni cómo funciona el mecanismo del recuerdo. Pero no tengo una memoria total. Recuerdo fechas, tengo memoria de los lugares, de las atmósferas de los momentos, no tanto de los detalles, por ejemplo de cómo van vestidas las gentes.

--Algunos de quienes ha recordado se enfadaron con usted.

--Sí, pero son más los que se han divertido leyéndome.

--¿Un editor debe ser amigo de sus autores?

--Cuando yo dije que era amigo de mis autores, Carmen Balcells, la famosa agente literaria, lo puso en duda; en esta exposición los que están son amigos. Los enemigos, no. A ellos, no los quiero ver, o no me quieren ver a mí. Lo que más me gusta de la edición es la amistad. He llegado a editar por amistad, porque alguien me cayó muy bien.

--Y habiendo escrito sus memorias, ¿cómo mira el futuro?

--Me interesa cómo será el mundo en que vivirán mis nietos. Sobre lo que viene, soy un escéptico, pero no pesimista. Creo que a veces se exagera cuando se habla de las amenazas que penden sobre el hombre, como hacen cuando se refieren, por ejemplo, al calentamiento global de la tierra. En parte, será culpa de los humanos, pero también es parte de un ciclo de la propia historia de la tierra. Me inspiran poca confianza los políticos.

--¿Cómo va su actual editorial?

--Bueno, este año he editado tres libros y antes de fin de año saldrán otros dos o tres. No paso de ahí, como medida de higiene social y personal ante la sobreproducción de libros. Esos seis libros, algunas conferencias y artículos me bastan para vivir.

--¿Sin libro que venda mucho no hay editorial que sobreviva?

--Un editor sobrevive si vende libros. Y a veces un libro basta para mantener una editorial. Pero es peligroso, porque ese libro desaparece al final y hay que seguir buscando.

--¿Se leerá en una pantalla?

--Eso dicen muchos clarividentes, y también que uno llevará en una pequeña máquina bibliotecas enteras; pero no creo que haya una máquina de leer como el libro. Es como la rueda o el fuego: está aquí para quedarse.