No es un pianista de música clásica al uso. Viste con bambas y vaqueros, se reconoce un lector voraz --le dedica más tiempo a la lectura que al piano-- y le gusta escuchar todo tipo de estilos musicales porque "cada uno tiene su momento".

Pedro Piquero, nacido en Sevilla hace 34 años, pero afincado en Badajoz, empezó a tocar el piano con apenas nueve años --en su familia no hay músicos, per sí grandes melómanos-- y se ha formado en conservatorios de España --entre ellos el de Badajoz-- y en Estados Unidos. Fue durante cinco años alumno de Esteban Sánchez, de quien guarda un excelente recuerdo profesional y "sobre todo personal", y discípulo de Ricardo Requejo y Caio Pagano. También ha colaborado con la reconocida pianista portuguesa María Joao Pires.

Ahora acaba de sacar al mercado el segundo volumen de la obra completa para piano del compositor Manuel Blasco de Nebra, editado por el sello Columna Música. Es un trabajo de encargo de la discográfica, aunque a ello une la admiración personal que Piquero siente por este compositor. "Es una música extraordinaria que tiene mucho interés musicológico, porque hay pocos compositores del XVIII español de un nivel tan alto y de lo que se trata es de rescatar su figura más que de grabar un disco".

Este segundo volumen contiene diez de las doce sonatas encontradas en la abadía de Monserrat y, según explica Piquero, el público descubrirá cómo las composiciones de Blasco de Nebra --a quien cree que no se ha reconocido como se debiera-- son un "enlace perfecto entre la música de Mozart y Soler, empujándola hacia el romanticismo. Su música tiene un toque nostálgico y bucólico, sin dejar de ser española, y merece la pena porque muchas veces en España no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que no lo vemos publicado".

La obra ha cosechado buenas críticas dentro y, sobre todo, fuera de España y ya está prevista la grabación del último CD que completará la trilogía dedicada a Manuel Blasco de Nebra para el 2011.

A Piquero no le faltan proyectos --tiene algunos a la vista de los que, como todos los artistas, prefiere no hablar hasta que estén bien atados-- a pesar de que no corren buenos tiempos para la industria discográfica y a la música culta no la acompañan grandes cifras cuando se habla de ventas.

El 99% de las producciones que se realizan son de música clásica y solo el 1% de otros estilos, aunque estos últimos representan el 90% de los discos que se venden. Piquero reconoce que el mercado de la música clásica está "saturado" aunque también sabe que juega con una ventana: "la piratería le afecta menos".