La explosión ocurrida ayer en una terminal de combustible de Nueva York, con un balance provisional de un muerto, un desaparecido y un herido, despertó el miedo en una ciudad que vive desde hace año y medio en estado de alerta.

Nada induce a pensar que el suceso sea otra cosa que "un accidente industrial" en una zona de almacenamiento donde transitan continuamente productos petroleros, comentó el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.

El alcalde compareció ante la prensa para confirmar que un empleado de la compañía ExxonMobil fue trasladado al hospital en estado grave y que otras dos personas de la empresa Bouchard Transportation se encontraban en paradero desconocido.

Poco después, un portavoz de la policía informó de que habían sacado del agua de la bahía un cuerpo sin vida, presuntamente de unos de los desaparecidos.

El resto de los aproximadamente treinta empleados de ExxonMobil que se encontraban también en el lugar del suceso no sufrieron daños como consecuencia de la explosión ni por el incendio.

El estallido se produjo durante las operaciones de descarga de una barcaza de la compañía Bouchard, sin que se conozcan todavía las causas de la explosión.

La embarcación estaba atracada en una terminal de distribución de ExxonMobil situada en la costa de Staten Island (uno de los cinco distritos en que se divide Nueva York), y no en una refinería como se pensó en un principio.

La compañía petrolera informó de que la barcaza, que fue construida en 1975, contenía 100.000 barriles de gasolina sin plomo, una cantidad algo inferior a su capacidad total.

El incendio provocó una densa columna de humo negro visible desde Manhattan.