La fiscalía de Saint Nazaire, al oeste de Francia, abrió ayer una investigación por "homicidio involuntario" tras el derrumbamiento de una pasarela que servía de acceso al transatlántico gigante Queen Mary 2 . El accidente, que tuvo lugar el sábado, costó la vida a 16 personas y provocó heridas a otras 28, seis de las cuales están en estado grave.

La investigación judicial y administrativa tratará de averiguar las razones de la tragedia, aunque de momento nadie las tiene claras.

"Estamos en la hora del luto y la compasión", declaró Philippe Bouquet-Naraud, director de recursos humanos de Alstom-Marine, una compañía que pertenece al grupo empresarial propietario de los astilleros donde se ha construido el mayor navío de pasajeros del mundo. Preguntado sobre la ausencia de redes de protección al lado de la pasarela desplomada, Bouquet-Naraud recordó que su uso era "profesional e industrial" y que se encontraba en un "navío en construcción".

El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro, Jean Pierre Raffarin, acudieron ayer a los astilleros para expresar su solidaridad con las familias de las víctimas.