Un grupo de técnicos del Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), el organismo público que dirige las obras, examinó ayer sobre el terreno las características del socavón, tras lo cual se apresuró a desvincular por completo la dolina "con la línea ferroviaria de alta velocidad", recordando que una y otra se encuentran a 650 metros de distancia.

El ente público reconoce que la vía férrea transcurre por una zona con riesgos potenciales de que se produzcan fenómenos similares pero asegura, contradiciendo a los geólogos, que se han tomado "las técnicas constructivas más adecuadas al tipo de terrenos". "Se han realizado más de una docena de estudios geotécnicos y geológicos", añade.

Uno de autores del proyecto del afectado, Jesús Buesa, aseguró ayer a Efe que "el usuario puede subir al tren tranquilo y con total seguridad", porque cuando él examinó el terreno ya había previsto este tipo de problemas y se tomaron "las soluciones".