El Gobierno acaba de mostrar su recelo (más bien rechazo frontal) a la propuesta de la Fiscalía General del Estado de instalar cámaras de vigilancia en ciertos espacios escolares, como aulas y despachos, con el objetivo de combatir los crecientes abusos sexuales cometidos por menores.

En declaraciones a Onda Cero, la ministra de Educación y Formación Profesional en funciones, Isabel Celaá, ha tirado de diplomacia asegurando que todas las propuestas “pueden ser debatidas”. Pero acto seguido ha añadido que la sugerencia de la Fiscalía es “una medida absolutamente fuerte”, una especie de “Gran Hermano permanente” que, además, no valdría para gran cosa ya que “no es precisamente en las aulas donde se producen esas agresiones”.

En la misma línea, el secretario de Estado de Educación en funciones, Alejandro Tiana, ha comparado la sugerencia de los fiscales con medidas como la instalación de detectores de metales en la entrada de los institutos en EEUU para acabar con las armas de fuego, algo que, en su opinión, adolece de un enfoque educativamente adecuado. El número dos del ministerio también ha dejado claro que meter cámaras de forma indiscriminada en los centros escolares no soluciona el grave problema de las violaciones cometidas por menores, que en un año han aumento en un 43%.

Tiana ha hecho estas declaraciones durante la presentación del informe anual educativo de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), que, en esta ocasión se centra en los niveles de estudio, el acceso al mercado laboral y la brecha salarial.

INFORME DE LA OCDE

Una de las principales conclusiones del informe es que los estudiantes que se gradúan en España en Educación Secundaria (ESO) han aumentado de forma considerable en los últimos años hasta alcanzar el 81%, un índice que sigue por debajo de la media de los 36 países miembros de la OCDE, pero que se va acercando bastante (86%). En 2005, los alumnos que superaban la ESO en España era del 56%.

Obtener un título de ESO es requisito necesario para acceder al mercado laboral. De ahí la importancia del dato que arroja el estudio. El 87% de los chicos y chicas de entre 15 y 19 años están estudiando algún curso de la ESO. El porcentaje se sitúa entre la media de la OCDE (84%) y de los 23 de los 28 países de la Unión Europea que forman parte de la OCDE (88%). La tasa de escolarización aumentó en 5 puntos porcentuales en el periodo 2010-17, mientras que los porcentajes internacionales se mantuvieron estables.

FORMACIÓN PROFESIONAL

Lo que sigue teniendo menos fuerza en España es la Formación Profesional, cursos de especialización a los que el Gobierno socialista les ha querido dar un impulso extraordinario en la última legislatura de la mano de la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, que ha emprendido una lucha personal por devolver a la FP el prestigio que un día perdió. El estudio de la OCDE confirma que solo el 33% de los graduados en ESO obtienen una titulación de FP, mientras que la media de la OCDE es del 40%. Respecto a las titulaciones de FP apenas hay diferencias entre hombres y mujeres. Eso sí, el ámbito de la administración de empresas o derecho (62%) y salud y servicios sociales (77%) está dominado por estudiantes mujeres.

El informe de la OCDE recuerda que la educación universitaria tiene un fuerte impacto positivo en los puestos de trabajo. El 44% de la población entre 25 y 34 años ha completado una carrera. El dato es prácticamente idéntico al de los 23 países de la UE que son miembros de la OCDE (43%). Esos estudiantes tienen, de media, 20 años, frente a los 22 de la OCDE. El 24% de los estudiantes que iniciaron estudios universitarios se matricularon en ciencias, ingeniería o matemáticas mientras que el 22% apostaron por derecho y administración de empresas.

Conseguir un título universitario supone muchas ventajas de cara al ámbito laboral y salarial. En España, los adultos de entre 25 y 64 años que tienen estudios universitarios ganan un 57% más que los graduados en ESO. El riesgo de estar en paro baja con el nivel de educación. La tasa de desempleo entre los adultos con estudios inferiores a la ESO alcanza el 21%, en comparación con el 14% de los que sí superaron la Eduación Secundaria y del 8% que consiguieron un título universitario. Estas tasas de paro son, sin embargo, muy superiores a las de la media de la OCDE. En todo caso, el nivel de educación “protege” también frente al paro de larga duración: el 40% de los parados con estudios universitarios no han encontrado trabajo durante un año o más frente al 48% de los que no se graduaron en la segunda etapa de la Secundaria (Bachillerato).

BRECHA SALARIAL

El estudio confirma la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Cada vez hay más mujeres con título universitario (50% en la franja de edad de 25 a 34 años, frente al 38% de los varones). Sin embargo, los hombres con estudios universitarios presentan tasas de empleo más altas que las mujeres: 81% frente a 76%. En todos los países de la OCDE las mujeres ganan menos que los hombres, pero la brecha salarial es menor en España. Las españolas con estudios universitarios y con una edad comprendida entre los 25 y 64 años se quedan en el 82% (en lugar de alcanzar el 100%) de las retribuciones de sus compañeros varones frente al 75% observado en la media de países de la OCDE.

Por último, el informe de la OCDE destaca un aspecto del que ya se ha hablado en anteriores ediciones: el alto nivel de escolarización que hay en España respecto a los niños y niñas más pequeños. De tres a cinco años (Infantil, una etapa que no es obligatoria) la escolarización es casi universal: 97% frente al 87% de media de la OCDE.