La rapidez con la que la Guardia Civil se ha retractado de todas las acusaciones contra Dolores Vázquez es la mejor muestra de la endeblez de los indicios que la llevaron a la cárcel 17 meses. Sólo hace tres días que Anthony Alexander King confesó la autoría del asesinato de Rocío Wanninkhof y ese corto espacio de tiempo ha sido suficiente para desmontar la débil acusación que pesaba contra la todavía acusada de asesinato de la joven de Mijas.

El fiscal jefe de Málaga, Manuel Guillem, anunció ayer que estudiará, con la máxima diligencia posible, los nuevos datos. Añadió que si los indicios que llevaron a la condena de Vázquez se han diluido, solicitará el sobreseimiento y el levantamiento de las medidas cautelares. La hasta ahora imputada debe personarse periódicamente en el Juzgado número 6 de Fuengirola.

Esto último es lo que, precisamente, hizo ayer Dolores Vázquez. A primera hora de la mañana, llegó a los juzgados de Fuengirola para cumplir con el requerimiento judicial. No habló, pero dejó entrever una tímida sonrisa que no necesitaba más palabras.

También el abogado de Alicia Hornos, madre de Rocío, presentó ayer un escrito en el juzgado de Fuengirola donde anuncia la posibilidad de presentar la petición de archivo.

Vista la nueva situación, el presidente del Gobierno andaluz, Manuel Chaves, consideró ayer que jueces, policías y medios de comunicación deberían pedir disculpas a Dolores Vázquez. Chaves aseguró que "se han cometido bastantes errores". El presidente del Grupo Popular en el País Vasco, Jaime Mayor Oreja, observó ayer que la única manera de resarcir a Vázquez es "indemnizarla materialmente".