El cadáver del vigilante huido tras el incendio de la Hacienda guipuzcoana, Manuel Ignacio Apaolaza, apareció ayer por la tarde en San Sebastián, con un único disparo en el pecho. El cuerpo fue descubierto por un grupo de niños en un terraplén, junto a un revólver que corresponde con el arma reglamentaria que utilizan los agentes de vigilancia.

La Ertzaintza, que acorraló al fugitivo antes del hallazgo del cadáver, no descarta ninguna hipótesis sobre su muerte, y aunque las evidencias apuntan a un suicidio, no es la única vía de investigación. Continúan sin aclararse las circunstancias en las que falleció de un tiro en la cabeza su jefe, Florencio Parra, ni el objetivo del fuego intencionado que destruyó la sede central de Hacienda, que tardará año y medio en ser rehabilitada.

El cuerpo de Manuel Ignacio Apaolaza fue hallado a las 15.30 horas en una zona boscosa situada a pocos metros del Kutxaespacio de la Ciencia, en el parque tecnológico de Miramón de la capital guipuzcoana. El director de gestión de este centro de divulgación científica, José Manuel Nogueras, explicó que el cadáver se encontraba "boca arriba" y que fue hallado por unos adolescentes de 14 años que visitaban el museo.

Cuando los menores jugaban al fútbol, el balón fue a parar a un terraplén cercano, y al ir a buscarlo, se encontraron con el cadáver. Avisada la Ertzaintza por los responsables del centro, en un cuarto de hora se personó una patrulla y una ambulancia, aunque ésta se retiró al comprobar la muerte del vigilante.

CON REVOLVER Tras la muerte de Parra, la Ertzaintza informó de la desaparición de su compañero y el arma que habitualmente intercambian los vigilantes en el cambio de turno. Precisamente, junto al cadáver de Apaolaza apareció ayer un revólver del calibre 38, el arma reglamentaria que utilizan los guardas, confirmaron fuentes de la investigación y de la empresa de seguridad Sabico, a la que pertenecian los dos fallecidos. La investigación deberá determinar si éste es el revólver que causó la muerte de Parra.

Una comisión judicial ordenó pasadas las seis de la tarde el levantamiento del cuerpo del vigilante, que fue conducido al Servicio de Patología Forense de San Sebastián, donde se le efectuará la autopsia.