Un viejo e insomne escritor protagoniza La Rambla paralela , una nueva novela en la que el autor colombiano Fernando Vallejo sigue mostrando sin tapujos su desprecio por el mundo en el que vive. "Perdimos el control del planeta, vamos en caída libre", dice. Tras La Virgen de los sicarios , la primera de sus novelas que se publicó en España, y El desbarrancadero , Fernando Vallejo, residente en México desde 1971, vuelve a dar una nueva ración de descarnada crudeza, esta vez ambientada en parte en Barcelona, ciudad a la que el protagonista se desplaza para participar en una feria del libro en la que Colombia es el país invitado.

De Vallejo la crítica ha dicho que "hace tinta de la sangre", que utiliza para atar "maldiciones con maldiciones como avemarías de un rosario", como hacía el narrador de El desbarrancadero , para dejar claro que todos estamos más muertos que vivos.

"Vivo de verdad no está nadie, ésas son ilusiones de los tontos. Día con día nos estamos muriendo todos de a poquito. Vivir es morirse. Y morirse, en mi modesta opinión, no es más que acabarse de morir", escribe en La Rambla paralela , una novela en la que pasado y presente, vivos y muertos, se confunden en las brumas de un relato de tono alucinado.

"Mi impresión es que perdimos el control del planeta y vamos en caída libre, en picado, rumbo al desastre final".